El jefe de Pediatría del hospital Germans Trias i Pujol, más conocido como Can Ruti, Carlos Rodrigo, ha indicado en una entrevista con El Nacional que «la posibilidad de que un niño muera por COVID-19 es remota». Una afirmación hecha justo cuando ha comenzado el controvertido proceso de vacunación de niños de entre 5 y 11 años en Cataluña.
«En principio», ha asegurado Rodrigo, los niños no pueden morir por COVID. Ha habido algunos casos pero muy pocos y los que han muerto tenían otras enfermedades de base«. El responsable de Pediatría de Can Ruti ha asegurado que «no está claro» que la vacunación sea «importantísima» en el caso de los niños, cuando sí lo es para los adultos. Y se ha preguntado si «estamos pensando en una vacuna para los niños o para la sociedad«.
Una de las cuestiones que más dudas genera es la de los posibles efectos secundarios de la vacuna. En este sentido, Carlos Rodrigo ha señalado que están casi descartados porque los menores recibirán una tercera parte de la vacuna. «Esta vez», ha explicado, «se ha priorizado la seguridad sobre la eficacia. Puede ser que tenga menos capacidad de desarrollar anticuerpos pero es más segura«.
Los mayores siguen siendo prioritarios
En Cataluña, 565.000 niños de entre 5 y 11 años recibirán la vacuna a partir de este miércoles. Les será inoculada la de Pfizer, aunque solo una tercera parte. A partir de los 12 años los niños reciben la misma dosis que un adulto. Hasta el momento, los centros de salud catalanes han concertado 62.000 citas para vacunar a estos niños. De cualquier manera, el conseller de Salud, Josep Maria Argimon, ha dejado claro este miércoles en el Parlament que la prioridad en la campaña de vacunación siguen siendo los mayores de 60 años, por tratarse de la franja de edad que corre más riesgo.