Los Mossos d’Esquadra detuvieron el pasado jueves a un hombre y una mujer, ambos de 33 años, de nacionalidad española y vecinos de Tarragona como presuntos autores de delitos de intrusión en sistemas informáticos, estafa y daños.
Según fuentes policiales, los hechos ocurrieron el 14 de octubre cuando los detenidos accedieron a un establecimiento comercial ubicado en les Gavarres (Tarragona) donde instalaron un programa en 16 ordenadores expuestos para la venta que, posteriormente controlaron a distancia con el objetivo de lucrarse a través de las criptomonedas.
Los detenidos instalaron un programa en 16 ordenadores expuestos para la venta para controlarlos a distancia y hacer transacciones con el objetivo de lucrarse mediante criptomonedas.
Esta práctica, conocido como minería consiste en crear las monedas a cambio de ganarlas. Es decir, como recompensa a los ‘llamados mineros’, las pueden obtener de forma virtual sin necesidad de comprarlas.
Los daños en los equipos superan los 20.500 euros
Los responsables de la tienda detectaron que los aparatos, a pesar de ser nuevos y potentes no funcionaban a pleno rendimiento. Además, los ventiladores emitían un fuerte ruido. Los técnicos comprobaron que los aparatos habían sido manipulados a pesar de estar bloqueados para evitar que los clientes puedan usarlos sin supervisión.
Seguidamente se dieron cuenta de que los ordenadores estaban funcionando continuamente para alguien que los controlaba a distancia, algo que provocó un deterioro, especialmente en las tarjetas gráficas y otros componentes. Se calcula que los daños ocasionados a los equipos superan los 20.500 euros.
Pretendían que se sospechase de una intrusión informática desde EEUU
Los agentes comprobaron que los responsables de estos hechos habían tomado precauciones para ocultar su identidad digital y así evitar que se les localizase. Para ello, utilizaron servidores para enmascarar el protocolo de internet que utilizaban y así simular que estaban siendo manipulados desde EEUU.
Casualmente, antes de descubrir la intromisión remota de estos equipos, una pareja pidió a uno de los trabajadores la puesta en marcha de un portátil que acababa de llegar a la tienda. Este hecho llamó la atención de los investigadores que, después de visualizar las imágenes de las cámaras de seguridad, descubrieron cómo un hombre manipulaba el ordenador mientras su acompañante entretenía al dependiente.
La visualización de las cámaras de seguridad reveló que días antes, una pareja había ido a la tienda y pedido la puesta en marcha de un portátil que el hombre manipuló mientras su pareja entretenía al empleado.
Una vez fueron identificados se practicó un registro en su domicilio, ubicado en un edificio del barrio de Sant Pere i Sant Pau de Tarragona, donde se obtuvieron diversos elementos que relacionan a la pareja con los hechos.
Ese mismo día la mujer quedó en libertad con la obligación de presentarse ante la autoridad judicial cuando sea requerida. Su pareja pasó a disposición del juzgado en funciones de guardia de Tarragona que decretó su libertad con cargos.