El ex vicepresidente del Parlament, Josep Costa, de Junts, se ha negado a declarar este miércoles ante la magistrada del TSJC María Eugenia Alegret, a pesar de haber sido detenido para obligarle a comparecer ante la Justicia. Costa está acusado de haber tramitado a finales de 2019, como miembro de la Mesa del Parlament, varias mociones sobre la monarquía y el referéndum de autodeterminación. El ibicenco ha renunciado a la defensa de un abogo de oficio y se ha defendido a sí mismo, dado que él también es letrado.
A las puertas del TSJC, Costa, acompañado de otros separatistas como Laura Borràs, Aurora Madaula o Jordi Cuixart, ha anunciado que ha recusado a la magistrada por su detención. «Es un juicio por desobediencia«, ha asegurado, «y se puede celebrar sin mi presencia. Si se me puede juzgar sin estar presente, ¿qué necesidad hay de detenerme para llevarme ante un tribunal?».
Costa ha subrayado que él no reconoce la «jurisdicción» del TSJC y que, por lo tanto, no tiene por qué declarar ante el mismo. Y ha amenazado a la magistrada Alegret: «Lo tendrá que explicar, si no ante los tribunales españoles, sí ante los europeos».
Lo cierto es que la detención del ex vicepresidente autonómico ha pasado sin pena ni gloria en el mundo separatista. Ninguna organización ha convocado movilizaciones de protesta, como sí ha sucedido en otras ocasiones. Y es que, aunque algunos miembros de Junts como Borràs o Albert Batet han recibido a Costa tras su puesta en libertad, la realidad es que no parece que entre este y el partido exista ya apenas relación. Costa ni siquiera fue en las listas de Junts en las elecciones del pasado 14 de febrero y retornó a su trabajo como letrado del Ayuntamiento de Santa Coloma.