La economía catalana se ha acelerado durante el tercer trimestre del año, gracias a la evolución favorable del turismo doméstico, al control de la variante Delta y al fin del estado de alarma. Así se desprende del Informe de coyuntura catalana del tercer trimestre de 2021, elaborado por el equipo de AQR-Lab de la UB y la Cambra de Comerç de Barcelona.
Así pues, el empresariado afronta el cuarto trimestre con expectativas de crecimiento. El Indicador de confianza empresarial crece un 25% en Cataluña, respecto al cuarto trimestre del año 2020, situándose ya solo a 2,9 puntos de recuperar el nivel precrisis (primer trimestre del año 2019).
Aumentan los riesgos para la recuperación
Esta mañana, Mònica Roca, presidenta de la Cambra de Comerç de Barcelona, ha presentado este Informe, donde se constata una coyuntura positiva para la economía catalana. Se han detectado crecimientos en ocupación y en creación de empresas cercanos al primer trimestre del año 2019. A finales de septiembre, el número de asalariados «efectivos» y de empresas activas se ha situado en un 3,9% y un 1,2% por debajo de niveles precrisis respectivamente, comparados con el mismo periodo del año 2019.
A pesar de estos buenos indicadores, se prevé un PIB de un 3,9% por debajo del nivel precrisis a finales de año. Además, las tensiones inflacionistas y los problemas de aprovisionamiento ponen en jaque la recuperación. El fuerte incremento del precio de las materias primas y la energía supondrían una amenaza si se trasladan a los precios industriales y, después, a los de consumo.
Por otra parte, existe el riesgo de una segunda ronda de efectos en los precios no energéticos y en los salarios. Ello sucedería si el aumento de los precios energéticos se traduce en un incremento, también, de los salarios. Se generaría así una espiral precios-salarios.
Las tensiones inflacionistas y los problemas de aprovisionamiento ponen en jaque la recuperación. El fuerte incremento del precio de las materias primas y la energía supondrían una amenaza si se trasladan a los precios industriales y, después, a los de consumo
Riesgos no materializados
De momento, ninguno de estos riesgos se ha materializado. En Cataluña, la inflación ha escalado hasta el 3,7% en septiembre, debido al incremento de los precios vinculados a la energía (un 14% superiores a los de antes de la crisis durante el mes pasado). No se ha visto una afectación significativa en el resto de los productos de consumo, incluidos los alimentos, tal y como muestra el bajo nivel de la inflación subyacente (0,8%).
Además, las empresas catalanas no han repercutido el alza de costes a los precios finales, ajustando temporalmente sus márgenes. Respecto a los incrementos salariales pactados en convenios colectivos, estos se mantienen “bastante contenidos” en un 1,5% hasta septiembre. Solo en ocupaciones como la construcción, las TIC y los servicios profesionales, donde la demanda supera la oferta de profesionales, los incrementos salariales pactados superan un 2%.