Este jueves, durante mi intervención en el pleno del Parlamento de Cataluña, advertí cómo una diputada de Podem, Jéssica González, se reía con sorna cuando comenté que el catalán y el español conviven en Cataluña desde tiempo inmemorial. El imaginario separatista basado en que Cataluña ha sido un pueblo invadido, sojuzgado por la terrible España y que su genuina identidad histórica y cultural nada tiene que ver con la española, ha abducido a una parte de los catalanes. Pero también a extranjeros, como es el caso de la diputada González, de procedencia hispanoamericana.
Pues para todos ellos, con el ánimo de ofrecerles datos históricos que contradicen sus premisas ideológicas, escribo las siguientes líneas.
El martes celebraremos el 12 de octubre, Día de la Hispanidad, conmemoración festiva que recuerda un acontecimiento histórico y trascendental en la Historia universal que dio paso a la Era Moderna: el descubrimiento de América en el año 1492.
A partir del segundo viaje de Colón -en 1493- fueron numerosos y relevantes los ciudadanos e instituciones de Cataluña, leales súbditos de los Reyes de España y miembros inherentes de la Monarquía Hispánica, los que participaron en el descubrimiento, civilización y evangelización de las Indias, hoy llamada América, siendo una auténtica empresa que unía a todos los súbditos y reinos de la Monarquía Hispánica.
«A partir del segundo viaje de Colón -en 1493- fueron numerosos y relevantes los ciudadanos e instituciones de Cataluña, leales súbditos de los Reyes de España y miembros inherentes de la Monarquía Hispánica, los que participaron en el descubrimiento, civilización y evangelización de las Indias, hoy llamada América».
La historia española-americana de los siglos XVI al XIX está plagada de las hazañas catalanas. Joan Orpí Pou (natural de Piera) conquistó los territorios de Unare, Aragua y la cuenca del Orinoco, territorios a los que llamó Nueva Cataluña, donde fundó ciudades como Nueva Barcelona y San Pedro Mártir, siendo además él, gobernador de la zona. El barcelonés Manuel de Oms fue virrey del Perú (uno de los territorios más ricos de la Hispánica Monarquía). Bartolomé Ferreló llegó hasta el actual Estado de Oregón al que bautizó como Aragón, poniéndolo bajo soberanía española.
Catalanes fueron los primeros gobernadores de las ciudades americanas, como Miquel Ballester (de Tarragona) alcaide de Santo Domingo de la Hispaniola (1500) e inventor de los famosos “Ingenios” azucareros.
«Catalanes fueron los primeros gobernadores de las ciudades americanas, como Miquel Ballester (de Tarragona) alcaide de Santo Domingo de la Hispaniola»..
La Compañía de Voluntarios de Cataluña protagonizó numerosas gestas. Fundada en Barcelona en 1767, tuvo su primer mando en Pedro Alberni (de Tortosa) quien, junto con el catalán Gaspar de Portolà y el mallorquín fray Junípero Serra establecieron dominio y asentamiento de la baja y alta California y llegaron hasta Alaska, la cual incorporaron a la Monarquía Hispánica.
También las hazañas de la Iglesia Católica en Cataluña llenan la historia de América con monjes, sacerdotes y obispos catalanes. Ahí tenemos al monje de Montserrat Bernat Boïl -consejero de Fernando el Católico– que con 12 monjes de la abadía de Montserrat, se embarcó en el segundo viaje colombino, fundando las tres primeras iglesias americanas: Montserrat (por Cataluña), Santa Tecla (por Tarragona) y Santa Eulalia (por Barcelona).
«También las hazañas de la Iglesia Católica en Cataluña llenan la historia de América con monjes, sacerdotes y obispos catalanes».
El comandante militar de este segundo viaje fue Pere Margarit (oriundo del Ampurdán), siendo el fraile Jerónimo Ramón Pané (de Santa María d’Ullà) quien redactó la primera Relación sobre América. Y qué decir de la gran labor de Pere Claver (natural de Verdú d’Urgell), protector de indios y misionero por el territorio de Nueva Granada, o de Benet Garret (de Agramunt), obispo de Nicaragua.
No en vano, el monumento a Colón de Barcelona se erigió para ensalzar las glorias de Cataluña en América aprovechando la Exposición Universal de 1888. El monumento fue sufragado por el pueblo de Cataluña, tanto por cuestación popular como por entidades privadas y públicas, destacando el Ayuntamiento de Barcelona y la Casa de América de Barcelona. La contribución a este proyecto también llegó de múltiples lugares de España. Por ejemplo, el Ayuntamiento de Madrid envió a Barcelona 30 toneladas de bronce. El monumento, por lo tanto, fue también un proyecto común español liderado por el pueblo de Cataluña, especialmente la ciudad de Barcelona.
«El monumento a Colón de Barcelona se erigió para ensalzar las glorias de Cataluña en América aprovechando la Exposición Universal de 1888».
En definitiva, a quienes nos gobiernan no les interesa que recordemos la historia, no sea que la luz de la verdad y la vida de la memoria demuestren que Cataluña y España son indisociables desde tiempo inmemorial.
[…] October 9, he wrote a memorable page on The Liberal, titled Immemorial Hispanidad, where he clarified the participation of the Catalans in the American […]