Si de algo se ha vanagloriado a lo largo de los años el separatismo es de su poder de convocatoria, demostrado con las Diadas masivas que, durante la pasada década, pavimentaron el camino del proceso catalán. Sin embargo, tras el fracaso del levantamiento contra el Estado en 2017 y la actual división entre sus líderes —mientras ERC apuesta por negociar con el Gobierno, Junts insiste en la vía unilateral—, las manifestaciones secesionistas cada vez son menos populosas. Ocurrió con la última Diada, que solo reunió a 100.000 personas. Y, ahora, ha vuelto a suceder con las marchas convocadas por la Assemblea Nacional Catalana por el cuarto aniversario del 1 de octubre, que están distando de ser multitudinarias.
Este sábado por la mañana han partido dos de las marchas programadas. Una ha empezado a las seis de la mañana en Fraga (Aragón) y la otra a las ocho en Sant Julià de Ramis (Girona). Ésta última, que finalizará en Aiguaviva y toma el nombre de Marxa Nord, es especialmente significativa para el movimiento porque parte del pabellón donde votó en el referendo ilegal el expresident prófugo de la justicia Carles Puigdemont. La primera, por su parte, se llama Marxa de Ponent y transcurre en dirección Lleida. En ella, la Guardia Civil ha realizado algunas identificaciones y, hasta ayer, solo había inscritos 300 participantes. En las imágenes difundidas en redes es apreciable el escaso número de participantes que, de momento, se han sumado a las reivindicaciones.
La ANC anima a mantener la «presión»
Pese a ello, la presidente de la ANC, Elisenda Paluzie, ha celebrado en TV3 la participación ciudadadana y ha llamado a «mantener la movilización y la presión» para culminar el supuesto mandato del 1-O y alcanzar la secesión. No en vano, las marchas están encabezadas por sendas pancartas que rezan 1-O, lluitem y guayem la independencia y Països Catalans lliures i sobirans. Está por ver la asistencia que suscita la tercera marcha, la denominada Marxa Centre, que arrancará a las 14 horas en Vinaròs (Tarragona) y terminará en Sant Carles de la Ràpita, también en territorio tarraconense.