La fractura entre la nueva izquierda y la vieja se agranda. Si el progresismo de nuevo cuño cada vez está más escorado a lo identitario y a los nacionalismos disgregadores, el antiguo cada día habla con menos pelos en la lengua sobre el carácter reaccionario de los nacionalismos de toda clase. Así quedó certificado ayer en el Foro La Toja, en Galicia, en el que el expresidente del Gobierno, Felipe González, cargó con dureza tanto contra el nacionalismo español como con sus homólogos periféricos.
«Con Franco, ser español era lo que decía Franco que era ser español. Por lo tanto, había un Torquemada que nos decía cómo ser español», recordó González, mostrando así su oposición al nacionalismo español. Y prosiguió: «Pero es que ahora hay muchos que te dicen cómo ser español, catalán o vasco… Gallego se puede ser de muchas maneras. Pero es que te tiran los caballos encima. Hay un montón de inquisidores». Acto seguido, lamentó que dicho identitarismo esté provocando una multiplicación innecesaria de los partidos políticos: «En España puede ser que en cuatro años haya 57 partidos representados en el Parlamento. O más partidos que españoles y será difícil crear áreas de centralidad». Y añadió: «Pongámonos las pilas, lo digo por los Torquemados de la Inquisición. Con una ya teníamos bastante para que ahora te salgan más inquisidores».
Desconfía de los secesionistas indultados
En su reproche a los nacionalismos, el expresidente no olvidó incluir —si bien de manera velada— a uno de los tótems del separatismo catalán: los políticos que se alzaron contra la democracia española ahora indultados por Sánchez. «Yo no me fío de nadie que me pida la libertad para él, sin antes pedirla para el que no piensa como él. El que grita libertad, de acuerdo, ¿pero es para ti o para quien no está de acuerdo contigo? Si lo pides para el que no está de acuerdo contigo, me mereces confianza. Si no es así, no pertenezco al mismo club», reflexionó González.