Según las encuestas, un 85% de los catalanes rechaza el actual modelo de inmersión lingüística, que excluye el castellano como lengua vehicular. Todo hace suponer, además, que esta postura debe de ser compartida ampliamente en el área metropolitana de Barcelona, mayormente castellanohablante. Pese a ello, el PSC ha lanzado una campaña en una de estas localidades, la muy poblada Hospitalet de Llobregat, en la que emplea el castellano para criticar a la conselleria de Educación pero evita denunciar la exclusión del castellano en la escuela.
Así, en los cárteles que han podido verse en la ciudad —y que han sido difundidos en las redes por la formación constitucionalista Izquierda en Positivo—, los socialistas critican aspectos como que este año haya 17.000 docentes menos en la red pública y concertada, que 20.000 alumnos se hayan quedado sin plaza en su primera opción o que las medidas Covid en las aulas apenas se hayan alterado. Resulta significativo, como ha resaltado Izquierda en Positivo en las redes, que el PSC se dirija a los ciudadanos en castellano —en un guiño al idioma mayoritario en la ciudad— pero eluda cuestionar el principal aspecto con el que el electorado constitucionalista disiente del modelo de Escola Catalana, que no es otro que la inmersión lingüística.
Campaña «paradójica»
Esta contradicción ha sido puesta de relevancia por el partido mencionado, pero también por otros activistas constitucionalistas como el lingüista Javier Pérez López. Así, a Pérez López le ha resultado «paradójico, cuando menos, que el PSC realice una campaña en castellano para criticar a la consejería de educación, pero no critique en ella el sistema que excluye y legalmente al castellano como lengua vehicular, sistema que, por acción u omisión, el PSC todavía hoy apoya».