Dicen que no hay mal que por bien no venga, que a falta de pan, buenas son tortas y que madre no hay más que una. Pero también les sonará aquello de que quien tiene un hijo tiene un tesoro o, cuando cierra los ojos se hace de noche. María Pérez sabe bien lo que significan estos dos últimos refranes y es que, gracias a su hija Chloe, pasó de no saber coger una cámara de fotos a ser @Love.chloe.jon, una de las mamás instagramers del momento.
Más de 5.000 instantáneas en Instagram y una gran pasión por el mundo de la fotografía y la moda. María es, en la actualidad, una cara muy conocida en la red. “Todo empezó el día que nació Chloe». Fue abrir sus ojos y, con ellos, las puertas a un nuevo mundo totalmente desconocido para mí”, cuenta esta mamá que, al poco tiempo de empezar a publicar fotos de su niña, vio como el número de seguidores se disparaba día a día.
“Chloe, la niña más bonita de Instagram”. Este es el titular de una entrevista que le hicieron en en 2016. Y es que la pequeña de grandes ojos azules ya había cautivado a madres, padres y prestigiosas marcas, que no dudaron en contactar con su madre para que Chloe trabajase para ellos. Pronto la veríamos como imagen de Tuc Tuc, El Corte Inglés, Danone, Pasito a Pasito, Walking Mum, Bimbalina, La Nina o What’s Up Kids, entre otras reconocidas firmas.
¿De profesión? Mamarazzi
“Dicen que quien disfruta con su trabajo no trabaja nunca más en su vida”. Y es que, la pasión por la fotografía la ha llevado a tener una estrecha relación con las redes sociales. De hecho, reconoce, vive de ellas. Aun así, «uno no vale para todo«. Así responde María a la pregunta de ¿por qué Instagram y no otra red social?. “Me encanta mi trabajo, disfruto con una cámara en la mano, pero, la verdad, es que aunque tengo canal de YouTube, no funciona igual porque no tengo tanta soltura para grabarme en video”.
María es madre por encima de todo y lo de ser influencer, asegura, le permite organizar su tiempo libre y poder disfrutar de sus hijos a todas horas, ya que gracias a los ingresos pudo pedir una excedencia en la empresa. ¿Sus hijos? Sí. Aún no hemos hablado del pequeño Jon, que ahora tiene 2 años y que, al igual que la primogénita, en estos momentos es una cara reconocida en el mundo de Instagram. Sin embargo, como en todas partes, nunca llueve a gusto de todos y es que quien se expone en el gigante de Internet corre el riesgo de ser criticado. A veces, de una forma cruel.
El lado malo de la red
María ¿Alguna vez te han hecho llorar por tus publicaciones? “Al principio lo pasé bastante mal, la verdad, ya que estás en un mundo desconocido y según que comentarios te llegan a afectar más de la cuenta”, asegura la Instagramer, aunque reconoce que hoy en día prefiere quedarse con el lado bueno de ser un personaje reconocido en las redes sociales y asumir, con la mayor humildad posible, todas las críticas. “Es normal. Cuando te expones ya sabes lo que hay, pero sí es cierto que cuando se meten con mis hijos me da un pinchazo en el corazón”.
Sexista
Existen foros en Internet que se dedican a escanear a las influencers y sacar a flote todos los “defectos” que le encuentran. ¿Uno de ellos? “Algunas veces he leído que soy sexista”, se ríe, Niña princesita y niño malote. Esto es una tontería como una casa, asegura, «que no me da ni frío ni calor, porque, si siguieran mi perfil verían a Jon vestido de rosa y jugando con muñecas o a Chloe de lo más rockera, con su chupa de piel”. A estos comentarios que, por ejemplo pueden encontrarse en «cotilleando«, asegura, no hay que darles importancia alguna porque lo que buscan es la provocación y “¿Qué mejor provocación hoy en día que decir que infravaloras a la mujer?. En fin ¿Por dónde íbamos? Por las críticas María.
Chloe en monopatín Jon con un pantalón rosa (heredado de su hermana) En casa, las muñecas son de los dos
Interesada y vividora
Esto es un tema que le afecta, reconoce «si supieran la cantidad de horas que paso delante del teléfono». «Creen que esto es coser y cantar, recibir regalos y subir cuatro fotos”. Detrás de cada campaña hay un contrato con un mínimo de publicaciones y unas pautas que hay que cumplir. «Me parece cruel tacharme de que vivo de subir a la red una foto tras otra».
Además, “también hay quien piensa que exploto la imagen de mis hijos para un lucro personal”. El tema de los niños en la red tiene muchos detractores. De hecho, «uno de los proyectos para los que me ficharon fue un programa de Youtube (Hello Mamis) donde, entre otras cosas, trataban el tema de la exposición de los menores en las redes sociales«.
Desde que subió la primera foto de Chloe, cuenta la «mamarazzi» (como ella se define), «tiene una cuenta de ahorro, donde he ido guardando su dinero, al igual que a su hermano». Es cierto que se gana bastante dinero, reconoce, pero a costa de muchas horas de trabajo, reuniones, sesiones de fotos y desplazamientos.
Otra cuestión muy importante es que «nunca he obligado a sus hijos a estar delante de una cámara». De hecho, hace ya un par de años que Chloe no está tan dispuesta a hacerse fotos, por lo que ha pasado a un segundo plano en la página de Instagram. “Ahora soy yo quien me dedico a mostrar looks, consejos de belleza, productos de alimentación, etc”. «Aún así, también hay abucheos para mí». Por ahí he leído «que si choni, que si teletienda andante». Respeto todas las opiniones.
De tal astilla… tal palo
En realidad sería: de tal palo… tal astilla. Sin embargo, en este caso, todo ha ido en contra dirección y es que, la pequeña Chloe ha convertido en modelo a toda su familia. María en la actualidad es un reclamo para muchas marcas de moda, cosmética y alimentación pero, en casa no se salva ni Jon, ni Phoebe, un precioso Dálmata que también ha robado el corazón de miles de seguidores.
María, ¿Algún proyecto en mente? «ahora mismo, sobrevivir, que no es poco»
Criticar es muy fácil…y como dice el refrán»se ve antes la paja en el ojo ajeno….»