Así podría enunciarse Xavier Novell en una futura autobiografía, antes de desnudarse (emocionalmente) y relatar sus vicisitudes, desde que se armó con el fajín púrpura y el anillo episcopal hasta su presunta entrega al amor carnal. Según la rumorología, quien se presentaba a ojos del mundo como un corazón entregado y bajo el sometimiento de Dios ha pecado: la tentación erótica ha acribillado su promesa de celibato y con ello, su estatus en la comunidad. Puede que habite el mismo cuerpo, pero él ahora es otro. Un hombre nuevo, el hombre del momento.
«Según la rumorología, quien se presentaba a ojos del mundo como un corazón entregado y bajo el sometimiento de Dios ha pecado: la tentación erótica ha acribillado su promesa de celibato y con ello, su estatus en la comunidad».
Confieso que he seguido de forma disciplinada la noticia sobre Novell y su renuncia como obispo de Solsona por amor. No he sido educada para lo escabroso, pero la historia es tan jugosa y apasionada que difícilmente me puedo resistir al morbo. Colgar los hábitos por una mujer suele vivirse como una especie de hecatombe en la Iglesia Católica. Es algo que aprendí en la época donde recibí el bautismo, la comunión y la confirmación. Es decir, antes de reivindicarme como adulta y escéptica. Me gusta pensar que la duda es mi auténtica revelación, pero ese es ya otro tema.
De mi etapa como creyente tutelada también aprendí que el conflicto parece más llevadero cuando ese hombre de Dios se revuelca con una feligresa o una catequista. El hecho de que ellas sean muy devotas aminora la vergüenza, la angustia y la traición. Sin embargo, cuando el episcopado se abandona por una escritora de novela erótica satánica, la historia deja de ser una hecatombe para convertirse en todo un escándalo mediático. Dicen las malas lenguas que la misteriosa escritora, también licenciada en psicología y fan de vivir la vida al máximo responde al nombre de Silvia Caballol. Poco más sabemos de la enamorada. Quizá por ello la historia se ha convertido en una deliciosa obsesión social.
«Cuando el episcopado se abandona por una escritora de novela erótica satánica, la historia deja de ser una hecatombe para convertirse en todo un escándalo mediático».
La aventura es sin duda delicada y no dejo de imaginarme cómo de seguros y lascivos debían estar los amantes para dar el paso definitivo y aguantar el chaparrón. Asumir tal cosa y actuar en consecuencia no debe ser fácil, ni inmediato. ¿Cuánto tiempo pasó desde la primera sensación de atracción hasta que dieron rienda suelta a su calentura? ¿Cómo fue el primer encuentro? ¿Hubo o no hubo sexting de por medio? Es muy posible que ninguno de los dos haya recibido una preparación para ello. Aprendes a leer. Aprender a conducir. Aprendes a instalar un antivirus. Pero, ¿cómo se aprende a ser el Pájaro espino 2.0? No hay ninguna pista, ni siquiera forma parte de un manual posmoderno.
«¿Cuánto tiempo pasó desde la primera sensación de atracción hasta que dieron rienda suelta a su calentura? ¿Cómo fue el primer encuentro? ¿Hubo o no hubo sexting de por medio?».
Intuyo, sin ironía, que debe ser muy duro abrir esa conversación sobre las pasiones, dejarse llevar y luego dar a conocer al mundo ese secreto. Quizá por ello me gusta evocarlos con minuciosidad, absortos en el cóctel hormonal del amor y calientes como el palo de un churrero. En definitiva, disfrutando de los placeres eróticos sin eufemismos ni culpas, abruptamente felices y eufóricos, como haría cualquier otra pareja.
Fuera de los espacios religiosos, hay quien trata la situación de Novell y su supuesta pareja con desdén y burla. Ciertamente, semejante actitud apenas sorprende si analizamos algunas declaraciones del susodicho como su rechazo al preservativo, su rotundo no al aborto o su defensa de las terapias de conversión para homosexuales. Mucha gente le tenía ganas por sus ideas conservadoras y medievales; y este parece un buen momento para ridiculizarlo. Sin embargo, no quiero entregarme irracional y furibunda a esa tarea.
«Mucha gente le tenía ganas por sus ideas conservadoras y medievales; y este parece un buen momento para ridiculizarlo».
Quiero ser misericordiosa y justa. La circunstancia de Novell invita a la autocompasión. Lo del ya ex obispo no constituye un error irreparable sino que manifiesta un profundo anhelo humano, el deseo de ser amado, de ser deseado, de que la persona que amas y te ama te coja la mano antes del último latido. La vida entre sotanas se vislumbra alienada y aburrida. No sé si él ha petado o ha visto la luz. Lo que sí me atrevo a decir es que tiene una maravillosa oportunidad para dejar de ser un pajarraco y cepillarse la doctrina como pajarillo libre y enamorado.