A pesar de la resistencia del aún presidente de la Generalitat a anunciar la fecha de las elecciones autonómicas catalanas, la fijación por el Tribunal Supremo del 17 de septiembre para realizar la vista sobre la confirmación o no, todo indica que sí, de la inhabilitación de Quim Torra, apunta a que los comicios se celebrarán a final de 2020.
La opción de que el Parlament elija a un nuevo/a presidente parece descartada dadas las discrepancias crecientes entre los actuales socios de gobierno. Las encuestas indican que, a día de hoy, ERC quedaría en primer lugar y podría optar entre un tripartito de izquierdas o reeditar un gobierno independentista con JxCAT y , en su caso, el apoyo exterior de la CUP, aunque su opción preferida sería la del tripartito. Pero todo los analistas coinciden en que la situación es muy fluida y que no cabe, ni mucho menos, descartar una remontada en la recta final de los de Carles Puigdemont, como ya ha ocurrido en otras elecciones, lo que haría muy complicado que ERC optara por el tripartito aun cuando los números salieran. En todo caso, estos días vemos las prisas de PSC, Comunes, PP y ERC por fijar la fecha electoral, mientras que JxCat y Ciudadanos prefieren alargar al máximo la celebración de las elecciones, a la espera, los naranjas a que se consolide su giro al centro y, por parte de los posconvergentes, a que ERC se desgaste por un previsible fracaso de la mesa de diálogo y a presentarse como las victimas de Madrid por la inhabilitación, se diría que voluntaria, de Torra. Este mismo lunes el vicepresidente Pere Aragonès ha negado toda opción a una lista con Puigdemont como piden desde Waterloo.
Nuevos partidos, nuevas alianzas
A estas incertidumbres se une a otra que puede acabar siendo determinante. Y es la aparición de una nueva formación política por el lado soberanista, el PNC, y la posible alianza de Ciudadanos con PP y/o partidos y personas provenientes de la catalanidad no soberanista. El PNC parece decidido a presentarse, presumiblemente aliado con Units per Avançar, que puede aportar derechos electorales. De hacerlo, puede contar con apoyo mediático y financiero que le hagan tener visibilidad, requisito indispensable para tratar de obtener representación parlamentaria. Incluso se especula con que Artur Mas pudiera acabar encabezando la lista o, por lo menos, dándole su apoyo. Su impacto electoral puede tanto perjudicar a JxCAT por su carácter de centro-derecha, como a ERC por su apuesta por la moderación y por aparcar el unilateralismo.
En cuanto a Ciudadanos esta por ver si finalmente cuaja su anunciada, antes de la crisis sanitaria, confluencia con el PP o si bien acaba incorporando a sus listas, de una u otra forma, personas y/o organizaciones de tradición catalanista no soberanista.
Por tanto, todavía muchas incógnitas de cara a una elecciones autonómicas que han de certificar el fin del procés o su continuidad más o menos matizada.