El separatismo más exaltado suele recurrir a descalificaciones de trazo grueso para atacar a los políticos constitucionalistas. En el recuerdo de todo está, por ejemplo, el caso del cómico Toni Albà, que trató de prostituta a Inés Arrimadas —señaló que si la líder de Ciudadanos viajase a Holanda tendría todos sus «derechos laborales respetados», puesto que allí la prostitución es legal. Ahora, el caso es aún más grave pues ha sido un político de Junts per Catalunya el que ha dado rienda suelta a su machismo y ha insinuado que otra política de Cs, la diputada Anna Grau, es también una prostituta.
Se trata de Roger Pinart, segundo teniente de alcalde de los neoconvergentes en Port de la Selva, que hace dos días compartió una fotografía de Anna Grau en el Parlament y se refirió así a su vestimenta: «Cuando ya no sabes si estás en el Parlament de Cataluña o en cualquier club de La Jonquera [La Jonquera es un municipio fronterizo con Francia donde abunda la prostitución]».
Doble rasero con la indumentaria de la CUP
Las protestas de voces constitucionalistas no se han hecho esperar. Así, el activista antiseparatista Jordi Salazar, tras constatar las numerosas criticas separatistas a la indumentaria de Grau, ha destacado: «Dicen que degrada la institución. De la vestimenta que durante los últimos años ha llevado la CUP, no dicen ni pío. A ver si lo que les molesta es otra cosa».
No es la primera vez Pinart despierta polémica por su machismo y malas maneras. En 2015 se expresó en relación a Carme Chacón en términos muy parecidos a los actuales: «La Chacón deja las carreteras de la Jonquera para volver a dar mitines. Qué puta… ¡es la crisis!». Asimismo, en otras ocasiones, llamó «tarados» y «subnormales» a políticos del PP, y «chusma» y «delincuentes en potencia» a jóvenes inmigrantes en Llançà.