El próximo día 10 de septiembre, para calentar adecuadamente la Diada de Cataluña, la sectaria e imputada presidenta del parlamento catalán entregará una infame medalla de honor a todos aquellos que participaron activamente en el golpe de Estado de hace cuatro años.
Recibirán esa dudosa distinción personas de variopintos pelajes condenadas por malversación, sedición, prevaricación, falsedad documental, atentados contra la autoridad o lesiones. Cabecillas del mayor atentado contra la legalidad en los últimos años y niñatos borrokos corta carreteras serán los beneficiarios de esa condecoración que en otros tiempos fue un reconocimiento solemne y venerable.
Cabecillas del mayor atentado contra la legalidad en los últimos años y niñatos borrokos corta carreteras serán los beneficiarios de esa condecoración que en otros tiempos fue un reconocimiento solemne y venerable
Así, la presidenta Borràs mantiene vivo el victimista relato infantil de los separatistas que trataron de romper la unidad de España quebrantando la legalidad, la cohesión social y la armonía en Cataluña. Con esta enésima provocación nos quieren recordar que «lo volverán a hacer» y que sigue viva su voluntad de dinamitar las bases de la convivencia en nuestro país.
Todo esto ocurre la misma semana en la que el New York Times mostraba evidencias que apuntaban a que el separatismo se había puesto en contacto con oscuros personajes rusos para solicitar ayuda logística y militar del Kremlim. También hemos podido ver estos días la sentencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos de Estrasburgo que avala las cargas policiales del 1 de octubre de 2017, desmontando así el relato falsario y lacrimógeno del separatismo catalán.
Si alguien se merecía esa medalla de honor eran los agentes de la Policía Nacional y la Guardia Civil que hace cuatro años garantizaron que España siguiera unida y no a merced de totalitarios con lazo amarillo en solapa
Pierden el tiempo los separatistas cuando nos invitan a que asistamos los diputados de Vox a tal aquelarre progolpista. Las invitaciones recibidas han ido directamente a la trituradora de papel. Nosotros tenemos muy claro que estamos para defender la ley, la justicia, la democracia y que si alguien se merecía esa medalla de honor eran los agentes de la Policía Nacional y la Guardia Civil que hace cuatro años garantizaron que España siguiera unida y no a merced de totalitarios con lazo amarillo en solapa.