Cada año desde hace una década, por estas fechas, los catalanes viven con cierta inquietud las jornadas previas a la Diada, convertida por obra y gracia del separatismo en una fecha de performances reivindicativas en las que solo una parte de la sociedad está representada. La venta de camisetas o las prisas para inscribirse en los delirantes tramos organizados por la Assemblea Nacional Catalana (ANC) y Òmnium en función de, por ejemplo, el color de la vestimenta (para ser bien vistos desde el aire y poder ofrecer al mundo un mosaico con sentido dentro de la locura que es el procés) llenaban horas y horas de tertulias e informativos televisivos y radiofónicos y páginas y más páginas de diarios y digitales.
Todo esto saltó por los aires en 2019, tras la publicación de la sentencia del Tribunal Supremo que condenaba a los líderes del procés a elevadas penas de cárcel por la organización del referéndum ilegal del 1-O y todos los hechos que precedieron y se derivaron de la consulta. La violencia, siempre latente en las manifestaciones del 11-S pero ocultada por la hipócrita sonrisa que decían que simbolizaba al movimiento, se hizo presente y Barcelona vivió, entre el 14 y el 20 de octubre de aquel año, noches de terror, fuego y barricadas.
En 2020, la pandemia del COVID-19 dio al traste con la intención de volver a salir a las calles. No fue lo único. El Tsunami Democràtic, que alentaba a los más radicales a incendiarlo todo y que posteriormente se destapó, al menos desde el punto de vista de la investigación policial, como un invento de los políticos para dejar a los pies de los caballos a los más insensatos, decepcionó enormemente a quienes creyeron que, por primera vez, el procés contaba con algo más parecido a una organización parapolicial que a un alegre grupo de monitores de esplai.
Con el recuerdo de la semana negra de octubre de 2019 siempre presente, estos grupos, al final, han aprendido la lección e intentan recuperar las calles catalanas a la vez que exigen a sus representantes políticos el cumplimiento de lo que llaman pomposamente «el mandato del Primero de Octubre«, es decir, la reactivación de la vergonzosa declaración unilateral de independencia de Carles Puigdemont, que solo estuvo vigente durante 8 segundos.
A lo largo del tiempo, los ultras se han ido organizando y, de cara al próximo 11 de septiembre, tienen ya previstas diferentes acciones que convertirán la jornada en una demencial carrera de protestas en Barcelona y que, muy probablemente, volverán a incendiar la ciudad, como mínimo, esa noche. La diferencia es que esta vez el destinatario de sus adoquines no será el Estado únicamente sino que también los lanzarán contra los partidos separatistas y, sobre todo, contra ERC.
La que sigue es la guía para no perderse en una jornada de locura que, casi con total seguridad, acabará con destrozos en el mobiliario urbano, escaparates reventados, comercios saqueados y algún que otro herido y detenido.
La manifestación oficial
La ANC, Òmnium Cultural y la Associació de Municipis per la Independència organizan la protesta oficial de la jornada de la Diada. Inicialmente, estaba previsto que acabara en el parque de la Ciutadella, en las cercanías del Parlament. Los organizadores anunciaron el jueves un cambio de ubicación con la excusa de poder garantizar el cumplimiento de las medidas de seguridad contra el COVID-19. Lo cierto es que es mucho más probable que la justificación del cambio se encuentre en la necesidad de proteger la Cámara autonómica de los más que previsibles ataques de los ultras del separatismo. O evitar que alguien pueda relacionar a los promotores del ho tornarem a fer y del aquest any sí con la violencia.
Esta manifestación, que por primera vez desde 2012 no tendrá carácter de performance ni de festival para la tercera edad o las familias de bien, partirá de la Plaza de Urquinaona a las 17.14 horas. Bajará por Vía Laitana, donde es de esperar que los participantes protesten ante la Comisaría de la Policía Nacional. Girando por el Paseo de Isabel II y a través de la Avenida del Marqués de l’Argentera, acabará en la Estació de França, donde tendrán lugar los parlamentos de los organizadores.
Fascistas contra fascistas
A las 9.30 horas del sábado 11 de septiembre, se darán cita ante el Monumento a Rafael Casanova los ultras del Front Nacional de Catalunya, herederos de la xenófoba Plataforma per Catalunya. Y a las 12.15 harán una ofrenda floral y un discurso ante el Monumento al General Moragues. Eso si se lo permiten los también ultras de Black Bloc Catalunya, que se concentrarán ante el monumento de Casanova para, dicen, «echar a la purria fascista«. La tensión, como mínimo, está más que garantizada.
Si Black Bloc Catalunya no lo impide, el Front Nacional, además, se manifestará a partir de las 17.00 horas en Pla de Palau.
Los renegados de la ANC
La asociación Donec Perficiam, creada por ex secretarios nacionales de la ANC y vinculada a movimientos de la ultraderecha independentista, ha convocado a los suyos a las 16.30 en la Vía Laietana-Plaça de l’Ángel. Bajo el lema Prou traïdors, protestarán contra los partidos separatistas y las organizaciones más representativas del procés, es decir, la ANC y Òmnium Cultural. Se desconoce si se sumarán posteriormente a la manifestación oficial.
Festival nocturno
La acción llegará a Barcelona a partir de las 20.00 horas. Será entonces cuando los ultras tomen el relevo al establishment. Así, el Comité Revolucionari per l’Independència (CRI) ha convocado a esa hora en la Estació de França a sus seguidores. Viviremos libres o moriremos es el lema de la protesta, que muy previsiblemente tendrá su primera parada en las cercanías del Parlament. Esta convocatoria es también difundida por Black Bloc Catalunya en sus redes sociales aunque estos últimos han convocado a los suyos a la misma hora en Pla de Palau.
Los CDR y los CDR Acció Directa también han anunciado que organizarán protestas para la jornada de la Diada aunque, de momento, no han avanzado ni hora ni lugar. Los primeros sí han emitido un comunicado en el que exigen poner fin a «las excusas y al derrotismo». «Es la hora de pasar a la acción, de recuperar la iniciativa«, han añadido. Desde Acció Directa han alertado también de que los radicales no se quedarán «en casa a la espera de un movimiento simbólico que desdibuje la fuerza del pueblo organizado».