La aversión de la presidenta del Parlament, Laura Borràs, al castellano —común en buena parte del nacionalismo catalán— es de sobra conocida. Baste recordar que en abril de 2016 fue una de las firmantes del polémico manifiesto del Grupo Koiné, que no solo defendía imponer el catalán como única lengua oficial de Cataluña sino que se refería a los catalanes provenientes de otras comunidades españolas como «instrumentos involuntarios de colonización lingüística». Ayer, Borràs volvió a dar una nueva muestra de su rechazo a la lengua común negándose a utilizar categóricamente en una rueda de prensa cuando un periodista se lo solicitó.
Los hechos se produjeron tras la comparecencia posterior de Borràs a la reunión de la Mesa del Parlament, que de manera excepcional se celebró en Tornabous —lugar de nacimiento del expresidente Lluís Companys, al que se rendía homenaje. Después de un periodista le reclamase una valoración en castellano —solicitud habitual de los periodistas catalanes que trabajan para medios con difusión en toda España—, Borràs se negó tajantemente y recordó que «las declaraciones institucionales» las hacía en catalán». Luego, le dijo al reportero que, dado que ya tenía las declaraciones, siempre podía recurrir al subtitulado: «Existen los subtítulos». Y añadió:«Hay traductores que también trabajan y, por tanto, ésta es la declaración que hemos hecho».
La mesa de negociación, una «alucinación colectiva»
De otra parte, Borràs se ha mostrado hoy muy crítica con la mesa de negociación entre el Ejecutivo de Sánchez y el separatismo en el programa Més 324 de TV3. En la conversación, Borràs ha considerado incompatible dicha mesa y que el TSJC llame a declarar a los miembros separatistas de la anterior Mesa del Parlament: «Dialogar y llamar a declarar no conjugan mucho». Por lo demás, ha mostrado su profundo escepticismo con los frutos que pueda ofrecer la operación: «Es más una alucinación colectiva o un producto de marketing. En realidad las veces que se ha reunido ha tenido escasos frutos, pero perseveramos en llamar algo como si tuviera una gran tradición».