Las fiestas del barrio de Sants han vuelto a poner Barcelona en el punto de mira por las escenas de violencia que se están viviendo. La Guardia Urbana y los Mossos no han sido capaces de hacer frente a centenares de jóvenes que reaccionan de forma inusitadamente agresiva cuando las fuerzas de seguridad intentan disolver las concentraciones. El cierre del ocio nocturno y la relajación de las medidas contra el COVID-19 han propiciado la celebración de numerosos botellones a lo largo de las últimas semanas en la capital catalana. Pero ha sido en Sants donde ha estallado la ira.
Sin ocio nocturno no hay solución
Las fiestas de Gràcia fueron el pistoletazo de salida para un agosto que ha sido negro en Barcelona. Ya en aquellos momentos se produjeron graves altercados y concentraciones que pusieron en riesgo a los vecinos. Ahora, es en Sants donde se producen los problemas ante la pasividad del Consistorio. Entre medias y a lo largo de todo el verano, los botellones, con todo lo que conllevan, han sido una constante en la ciudad. El portavoz sindical de los Mossos, Toni Castejón, ha declarado en diversos medios que esperan que con la llegada del frío y el inicio del curso escolar la situación se vaya calmando. También con la reapertura del ocio nocturno, algo que el Govern no parece dispuesto a hacer en breve.
Castejón, que ha denunciado que desde el fin del confinamiento las agresiones a los agentes se han incrementado en un 70%, también ha señalado que «la falta de prudencia y de valores» tiene como consecuencia que los jóvenes «vean hasta divertido acabar la fiesta lanzando botellas a la policía». A su juicio, el hecho de que las fuerzas de seguridad carezcan de agentes suficientes hace muy difícil controlar estas concentraciones y a ello ha sumado el que «no se haya hecho ningún tipo de labor preventiva».
Seguridad colectiva en peligro
Muy duras han sido también las críticas lanzadas por el sindicato CSIF de la Guardia Urbana de Barcelona. En un comunicado recogido por diversos medios, han censurado el «silencio» de los responsables municipales, Ada Colau y el concejal de Seguridad, Albert Batlle, a los que, además, han acusado de ser responsables de «un nuevo despropósito a nivel de seguridad colectiva«. El sindicato ha asegurado que en Barcelona «prevalece el deseo de una minoría mientras comprometen su salud» y han exigido que el ocio nocturno pueda abrir sus puertas para evitar estas situaciones de peligro.
Desde formaciones como Ciudadanos, se acusa a la alcaldesa Ada Colau de haber convertido Barcelona «en la capital europea del botellón«. Desde el PP, es el concejal Josep Bou quien denuncia que «el incivismo vivido estos días en Sants es intolerable» y exige al Gobierno municipal «actuar contundentemente en defensa de los vecinos para garantizar su descanso y la limpieza de sus calles».
Feminismo, Afganistán y Aeropuerto
Mientras tanto, la alcaldesa Colau permanece en silencio sobre lo sucedido. En su perfil de Facebook, y a lo largo del mes de agosto, ha escrito sobre Afganistán, feminismo y su rechazo a la ampliación del Aeropuerto del Prat. Los altercados registrados en Gràcia y agravados en Sants no han merecido ni el más mínimo comentario por su parte. Lo mismo ha hecho en su cuenta de Instagram, donde Colau ofrece un perfil más personal, con imágenes de sus hijos, de los lugares en los que ha pasado las vacaciones o de las camisetas que ha lucido.