Ni 90 días de ingreso –primero en la Clínica Quirón y luego en el Clínic de Barcelona–, ni 67 de ellos en coma inducido han podido con Bosco Fonts, un empresario catalán que contrajo el covid-19 a principios de marzo y que, a pesar de dar dos veces negativo, se quedó ingresado por el «acierto» del doctor Joaquim Puig, porque, a pesar de los resultados, decidió que Bosco estaba contagiado y debía quedarse ingresado .«Estoy convencido de que me ha salvado la vida, sé que me he salvado de una buena», asegura el Fonts, en una entrevista a Europa Press.
Fue a principios del mes de marzo cuando el empresario de Sant Andreu de LLavaneres (Barcelona) empezó a encontrarse mal. «Tenía un poco de fiebre, pero me tomaba un paracetamol y paraba, aunque enseguida volvía, así que el médico me dijo que me fuera a hacer un análisis de sangre a Quirón. Y ya no salí». Cuenta que, aunque unas semanas antes había estado en Pamplona, y con otras personas de Madrid, en ningún momento se le pasó por la cabeza que pudiera estar contagiado de Covid-19, algo que quedó ratificado, hasta en dos ocasiones que la prueba le dio un resultado negativo. Aún así, recuerda el empresario, el doctor Joaquim Puig dijo que no, «que los síntomas eran de coronavirus y que yo tenía la enfermedad. Y acertó».
Después de sobrevivir toca reponer fuerzas
El empresario ha plantado cara a la enfermedad, y aunque esta lo ha dejado con 15 kilos menos, problemas de riñón que le obligan a hacer diálisis, una traqueotomía que está cicatrizando y mucha musculatura que recuperar; tiene los pulmones recuperados: «Cuando me indujeron el coma yo estaba en un 50 ó 60% de capacidad pulmonar, que es poquísimo; ahora ya estoy al 99 ó 98». Además, «tengo el espíritu intacto», y es que después de tres meses de inactividad y las secuelas físicas de las que poco a poco se va recuperando, lo que más le empuja a seguir en la lucha, asegura, es el cariño de su familia y amigos. «Ha sido llegar a casa y empezar a mejorar», porque para el, la compañía de su mujer Rosa y sus hijas, Anna y María, son la mejor medicina.
Muestra de ello, es que, desde que llegó a casa el 28 de mayo, sigue una rutina diaria de ejercicio y fisioterapia y, de llegar en una silla de ruedas, ya camina con ayuda de un andador o con algún familiar: «Estoy convencido de que en julio caminaré sin ayuda y de que el 1 de septiembre estaré totalmente recuperado».
Despertó del coma con más de 5.000 Whatsapp
Bosco no tenía ni idea de lo que había pasado ni de que había estado tanto tiempo dormido. «No me dolía nada y estaba tranquilo, pero no me podía mover y, cuando quise ponerme bien la almohada, noté que me fallaban los brazos: estaba completamente inválido», ha explicado.
El 15 de marzo, el día que comenzó el estado de alarma en España, había empeorado y entró en coma inducido; durante los siguientes 67 días permaneció intubado en la cama del hospital, sin visitas de su familia –que recibía cada día un parte por teléfono– y profundamente dormido, mientras se superaban los dos meses de confinamiento y crecían día a día las cifras de infectados y muertos.
Al abrir los ojos, se encontró con más de 5.000 mensajes de Whatsapp en los que amigos y desconocidos le mandaban ánimos aunque sabían que él no podía leerlos; también pudo reencontrarse con sus hijas y su mujer, y con el equipo de sanitarios que lo atendió durante los más de dos meses de coma.
«Hasta ahora no era consciente de lo que son las enfermeras, la importancia y talento que tienen», ha declarado Font, que está agradecido al equipo médico que lo atendió en ambos hospitales, y destaca la importancia y competencia del sistema sanitario, al cual le gustaría corresponder; por ejemplo, colaborando como voluntario.