El separatismo no pierde comba a la hora de identificarse con cualquier víctima de la injusticia para, de paso, atacar a España. Tal y como era de esperar, no han tardado mucho en sentirse mujer afgana y equiparar la Constitución española con las leyes que puedan implantar los fundamentalistas talibanes a partir de ahora en Afganistán.
Perfiles radicales como el de @psiborn, un psicóloga argentina que ofrece sus servicios a los ultras catalanes, aseguran que, cuando los talibanes dicen que respetarán los derechos de las mujeres, se parecen a Unidas Podemos cuando se muestran a favor de «dialogar dentro del marco de la Constitución». Otros como el ex juez de paz Salvador Ribot, de Junts, han afirmado que, entre la ley islámica y la Constitución, solo falta «una mesa de diálogo».
Mal les ha sentado también que la UE se haya mostrado dispuesta al diálogo con el régimen talibán porque «ellos han ganado la guerra». Pero peor aún que haya sido un catalán, Josep Borrell, jefe de la diplomacia europea, el que haya dado a conocer este propósito.
El exlíder de Podemos en Cataluña y hoy muy cercano a Carles Puigdemont, Albano Dante Fachín, ha aprovechado la ocasión para recuperar la figura de Julian Assange y, de paso, acusar a España de «los desastres perpetrados por Estados Unidos y el resto de miembros de la OTAN» en Afganistán.
No ha perdido tampoco la oportunidad el expresidente Carles Puigdemont, fugado de la Justicia española por el referéndum ilegal del 1-O. En su caso, ha criticado que el Ministerio de Asuntos Exteriores español haya publicado en el BOE, el mismo día en el que los talibanes entraron en Kabul, una oferta de trabajo para su delegación en la capital afgana.