La Guardia Civil y los Mossos d’Esquadra han desarticulado una red de tráfico de seres humanos de África y Asia a Europa, en una operación desarrollada en las provincias de Burgos, Lleida y Barcelona, que se ha saldado con doce detenidos en España y uno en Holanda y la identificación de más de mil víctimas.
El líder de la organización, que residía en Portugal y Alemania, ha sido detenido en la provincia de Burgos en uno de sus desplazamientos. Por otro lado el responsable de la red en España, que vivía en Lleida, ha sido arrestado en Holanda, han informado a Efe fuentes de la Guardia Civil.
Los agentes han practicado registros en las citadas provincias españolas así como en Alemania, Bélgica, Francia, Portugal y Holanda. Mossos y Guardia civil estiman que el beneficio ilícito obtenido por la organización fue de más de medio millón de euros.
Operación Otiv-Baucar
Se trata de la operación Otiv-Baucar, desarrollada por Guardia Civil y Mossos d’Esquadra. Además han sido incautados dos kilos de marihuana y detenidas trece personas, la mayoría de origen subsahariano y marroquí.
La investigación se inició en 2018 cuando la Guardia Civil detectó cómo una organización se encargaba de trasladar a Francia a un número elevado de migrantes indocumentados y bajo coacciones.
Las víctimas, mayoritariamente africanas, entre las que era habitual encontrar menores y mujeres embarazadas, eran captadas en sus países de origen para trabajar de manera irregular y en precario y eran trasladadas a España desde donde las distribuían a Francia, Bélgica y Alemania, exigiéndoles los miembros de la red el pago de entre 500 y 750 euros.
Lleida y Mataró
Los implicados llegaron a abandonar durante un viaje a un menor que no pudo pagar toda la cantidad exigida.
La parte de la organización asentada en España estaba formada mayoritariamente por ciudadanos subsaharianos que residían en la provincia de Lleida. En la ciudad disponían de un «piso patera» a cargo del cabecilla, en la localidad de Roselló. Además disponían de otro inmueble en Mataró, donde se encontraban los restantes miembros de la red.
El líder en el ámbito internacional, apodado «el jefe», es un hombre de origen centroafricano que residía en Portugal y Alemania, con antecedentes en otros países europeos por favorecimiento de la inmigración irregular. Además presumía de llevar 25 años dedicándose a esta actividad.
Niños y bebés
Para aumentar los beneficios montó una estructura societaria e inmobiliaria que permitió a la red captar también a inmigrantes asiáticos, generalmente nepalíes, indios y pakistaníes. A éstos les trasladaban desde Alemania a la península ibérica, mayoritariamente a Portugal.
Para ello empleaban furgonetas alquiladas o alguno de los doce vehículos de la organización a nombre de otras personas. Sobrecargaban el transporte con inmigrantes y bidones de combustible para sacar el máximo beneficio por trayecto.
La organización tenía unas normas muy estrictas con las víctimas. Debían abonar el pago, no hablar con las autoridades si eran identificadas, acordar un destino ficticio y no utilizar sistemas de retención en el viaje para poder ocultarse rápidamente en caso de presencia policial, especialmente los niños y los bebés.
Además obligaban a los menores de 7 años a ir sentados encima de otro ocupante, generalmente una mujer, pero pagaban también su viaje.
La operación ha sido desarrollada por agentes de la Guardia Civil de la Comandancia de Huesca, de la Jefatura de Información y de Cataluña así como de Mossos d’Esquadra. Ha sido dirigida por el Juzgado de Tremp e impulsada por la Fiscalía de Lleida, en coordinación con Eurojust y la participación de policías de los países referidos.