Ayer se cumplían 24 años del asesinato a manos del terrorismo de ETA del concejal popular de Ermua Miguel Ángel Blanco. Como muchos recordarán, el 10 de julio de 1997 el joven de 29 años fue secuestrado por la banda terrorista. A cambio de su liberación, ETA exigió el acercamiento de los presos de la organización criminal a las cárceles del País Vasco, dando al Gobierno de Aznar de plazo hasta el día 12, a las 16 horas. El Gobierno no cedió y ETA cumplió sus amenazas, asesinando a Miguel Ángel Blanco de dos tiros en la cabeza. La indignación ciudadana ante el atentado alcanzó cotas nunca vistas antes, naciendo lo que se conoce como el «espíritu de Ermua».
Pues bien, ayer se celebró un acto de homenaje al concejal en Barcelona, frente al Monumento a la Victimas del Terrorismo en la Avenida Río de Janeiro. Dicho acto contó con la presencia del diputado del PSC David Pérez, los dirigentes del PP María Llanos de Luna e Irene Pardo; Carlos Carrizosa y Nacho Martín Blanco de Ciudadanos; Joan Garriga de Vox; o Eva Parera y Marilén Barceló de Barcelona pel Canvi. Asimismo, asistieron miembros de entidades constitucionalistas de S’Ha Acabat, Sociedad Civil Catalana y la Asociación de Víctimas del Terrorismo. Sin embargo, ni un solo representante de partidos políticos o entidades separatistas acudieron a la cita.
Contraste con el trato a Otegi
Como han señalado algunas voces constitucionalistas, dicha actitud contrasta con el trato que el nacionalismo catalán dispensa a líderes de la izquierda abertzale como el exterrorista Arnaldo Otegi, con cuya presencia contó ERC en febrero en su acto central de campaña y al que puso como «ejemplo de combate».