Buen sabor de boca, aunque no ganamos la Eurocopa

La Eurocopa 2020 se acerca a su punto final y sólo dos equipos representando a Inglaterra e Italia tienen ya la posibilidad de conquistarla el próximo domingo. Varios pretendientes de posibles como Alemania, Bélgica, Francia y Portugal con equipos cargadas de estrellas quedaron apeados en cuartos de final. Inglaterra, el equipo que, pese a jugar casi todo el campeonato en casa había pasado la fase de grupos por los pelos, con dos victorias por la mínima (1-0) frente a Croacia y Chequia y un empate a cero con Escocia, arrolló a Dinamarca en la segunda parte y la prórroga del partido de semifinales. Paradójicamente, los daneses que habían cuajado un excelente campeonato -a excepción del primer partido de la fase de grupos en que su estrella Eriksen cayó fulminado en el campo jugando contra Finlandia-, desfallecieron en Wembley mientras la hinchada inglesa, sin mascarillas ni distancia de seguridad alguna, empujaba a su escuadra hacia la victoria en tanto el número de casos totales por Covid-19 seguía disparado en las islas.

La primera semifinal que enfrentó a españoles e italianos resultó mucho más equilibrada. España se enfrentaba a un equipo que había sorprendido practicando un fútbol veloz y ofensivo hasta ese momento y que contaba con todos sus efectivos disponibles a excepción de Spinazzola, caído en cuartos de final frente a la coriácea y algo ruda Bélgica. No se amilanaron los españoles ante el envite, tuvieron el control del balón durante un buen trecho de la primera parte y contaron, como en partidos anteriores, con varias ocasiones que no materializaron por falta de acierto a la hora de rematar la faena. Aunque Italia sólo había dejado destellos de su peligrosidad en un par de ocasiones y apenas había inquietado la portería de Unai Simón, culminó tras la reanudación un veloz contraataque con un gran gol de Chiesa en el minuto 59.

El partido se ponía cuesta arriba para la selección dirigida por Luis Enrique que, sin embargo, se sobrepuso, fiel al estilo de juego que había desarrollado hasta entonces, y mantuvo la compostura pese a que cada minuto que pasaba nos acercaba al inmerecido desenlace. En el minuto 60, Morata, al que incomprensiblemente el seleccionador español había dejado en el banquillo, sustituía a Ferran Torres, y nueve minutos más tarde Rodri y Moreno, reemplazaban a un desfondado Koke y a un poco acertado Oyarzabal. Italia a punto estuvo de cerrar el partido en un mano a mano de Berardi con Unai y Morata finalizaba en el minuto 79 una excelente jugada que él mismo había iniciado, y a pase de Olmo marcaba un gran gol que ponía las cosas en su sitio.

España atacó incansablemente hasta que sonó el pitido final en la segunda parte de la prórroga, mientras la escuadra italiana defendía con todos sus efectivos el asedio de España, buscando descaradamente decidir la pugna en la tanda de penaltis. Le salió bien la apuesta al equipo de Mancini, porque los fallos de Olmo y Morata, los dos protagonistas de la jugada del gol de España, desde los once metros dieron al traste con el sueño de estar en la final en Wembley el próximo domingo. Nada hay que reprochar a quienes saltaron al campo frente a Italia, si bien algunos aficionados no entendimos la decisión de Luis Enrique de dejar en el banquillo a Morata y Moreno, los dos delanteros con mejores estadísticas goleadores esta temporada, y completar el tridente atacante con Oyarzabal y Ferran Torres. Como mero aficionado al balompié con muchas eurocopas y mundiales a la espalda, entiendo que ni la trayectoria futbolística de estos dos jugadores, ni las temporadas completadas por ambos en sus clubes respectivos, Real Sociedad y Manchester City, ni sus actuaciones en otros partidos de la Eurocopa 2020, avalaban una apuesta tan arriesgada. Consciente de que a toro pasado resulta fácil corroborar las prevenciones y apuestas personales, y de que de éstas hay al menos tantas como aficionados, lo cierto es que la entrada de Morata hizo más incisiva a la selección española que logró empatar el partido y estuvo muy cerca de hacerse con la victoria.

España atacó incansablemente hasta que sonó el pitido final en la segunda parte de la prórroga, mientras la escuadra italiana defendía con todos sus efectivos el asedio de España, buscando descaradamente decidir la pugna en la tanda de penaltis.

Pueden, en todo caso, volver todos los seleccionados a casa muy orgullosos de haber competido casi hasta el final y haber terminado entre las cuatro mejores selecciones europeas. Me atrevo a decir que, en pocas profesiones si existieran competiciones internacionales donde medir nuestras habilidades, llegaríamos los españoles tan lejos. Especialmente agradecidos debemos estar los aficionados al gran Sergio Busquets, sin duda, uno de los baluartes de la selección española, cuyas actuaciones en este torneo han demostrado que la experiencia de un veterano, cuajada con los mayores éxitos tanto con la selección como con el Barcelona, aporta solidez y visión de juego a un equipo renovado. El joven Pedri, a su lado, demostró una gran madurez y solvencia en el manejo del balón, y se vislumbra como el ansiado reemplazo del añorado Xavi en el centro del campo. Esperemos que las lesiones respeten a Morata de aquí al próximo mundial, y el jugador pueda tener la continuidad que no ha logrado ni en el Atlético de Madrid ni en la Juventus en las dos últimas temporadas. Y ojalá que alguno de los delanteros que le han acompañado en la Eurocopa 2020, o de los que se quedaron en casa, mejoren su efectividad goleadora y resulten más determinantes en el próximo mundial.

Volviendo a la pregunta que formulaba en el título de mi artículo (“¿Ganará España la Eurocopa 2020 en 2021?”) de hace cuatro semanas en este diario, la incógnita ya está resuelta y podemos responderla sin temor a equivocarnos: España no ha ganado el torneo, pero su desempeño nos ha dejado un buen sabor de boca a los aficionados, futbolísticamente hablando. Porque en lo tocante a otros temas más serios, la pandemia por Covid-19 que obligó a retrasar el torneo a 2021 está muy lejos de haber sido controlada. El rápido aumento del número de infectados en España en las últimas semanas indica que estamos adentrándonos en la quinta oleada, y ésta sí es una muy mala noticia, tanto por el riesgo que entraña para la salud de todos nosotros, mayores vacunados y jóvenes todavía por vacunar, como porque aleja de nuevo la ansiada vuelta a la normalización de la actividad económica. No se dejen entontecer por los cantos de sirena, cuídense mucho, aunque estén vacunados, y disfruten el verano a su manera sin levantar la guardia.

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