Junqueras, ya en libertad, ha ido a ver a Puigdemont, aún en el exilio. No ha trascendido gran cosa de la conversación. «Un inmenso honor reencontrarse», dijo Puigdemont; «no ha habido ningún reproche», dijo Junqueras. Todo muy personal y muy emotivo. Los máximos líderes de dos estrategias distintas y divergentes se han visto las caras, y por ahora no hay nada nuevo. «Quedaron en volver a verse, pero (…) no hay ni fecha ni lugar designados», dice la crónica de la Vanguardia.
Los máximos líderes de dos estrategias distintas y divergentes se han visto las caras, y por ahora no hay nada nuevo.
La transparencia no ha sido nunca una característica del proceso independentista, ni la mirada inquisitiva de la prensa ha turbado nunca el discurso oficial. Si quieren extremar la nota sentimental, pues se les sigue el juego y punto. Aunque, al destacar que no ha habido reproches, es porque todo el mundo es consciente que los reproches están en la agenda, y que, como siempre en política, donde las dan las toman.
«La transparencia no ha sido nunca una característica del proceso independentista, ni la mirada inquisitiva de la prensa ha turbado nunca el discurso oficial».
En Nació Digital confirman que «el componente humano ha pasado por encima del político», pero que eso «no detiene el marcaje entre los dos espacios políticos principales del independentismo, que ya sitúan en el horizonte un nuevo pulso estratégico: los presupuestos generales del Estado».
Esta legislatura no será diferente de la anterior, y se avecinan más discrepancias que coincidencias: «El partido de Puigdemont observa con cierto temor que ERC está predispuesta a aprobar las cuentas de Sánchez, y que en el Congreso se vuelva a certificar la desunión de los socios de Gobierno.»
«Esta legislatura no será diferente de la anterior, y se avecinan más discrepancias que coincidencias»
Nació Digital menciona un par de detalles anecdóticos. Uno: «El almuerzo de este miércoles en la Casa de la República [ha] culminado con unos gofres elaborados por el ex presidente de la Generalitat» —donde fueres, haz lo que vieres; los gofres son un postre belga ajeno a la magnífica repostería catalana—. Otro: asistió «el rapero mallorquín Valtònyic como estrella invitada» —no consta que cantase; tal vez le sucedió lo que al bardo de Astérix—.
«El almuerzo de este miércoles en la Casa de la República [ha] culminado con unos gofres elaborados por el ex presidente de la Generalitat»
Nació Digital
La unidad fingida
El editorial del Punt-Avui del jueves 8 habla de —un nuevo escenario, pero se conforma con poco:
«El reencuentro de Puigdemont y Junqueras en la Casa de la República (…) no puede aportar políticamente grandes novedades en el corto plazo. Lo que sí hace es retratar un nuevo escenario en el que el contacto y el diálogo al más alto nivel político dentro del independentismo son ahora posibles.»
La enésima mención del «contexto de represión persistente y bloqueo político por parte del Estado» no puede ocultar que el diálogo dentro del independentismo siempre ha sido posible. El régimen carcelario y la distancia nunca han sido obstáculos insalvables.
Y el día 9 Joan Vall Clara compara el posado de Waterloo con los de la prensa del corazón y concluye:
«Puigdemont y Junqueras se tenían que ver. No haber hecho el posado del miércoles habría sido un verdadero despropósito. Teníamos que tener la posibilidad de pensar que se han dicho que se quieren, aunque sea mentira.»
«Puigdemont y Junqueras se tenían que ver. No haber hecho el posado del miércoles habría sido un verdadero despropósito. Teníamos que tener la posibilidad de pensar que se han dicho que se quieren, aunque sea mentira».
Joan Vall Clara
Poco optimista es también José Antich, en el Nacional: «La unidad del independentismo pasa inevitablemente por el cese de hostilidades entre los dos líderes del movimiento, que hoy ni comparten estrategia, ni calendario, ni metodología.»
Pero al parecer estaban obligados a hacerse la foto, ya que «no podían negarle a una parte nada insignificante del independentismo (…) el símbolo de la unidad que desean y que no ven por ningún sitio».
«No podían negarle a una parte nada insignificante del independentismo (…) el símbolo de la unidad que desean y que no ven por ningún sitio».
José Antich
Toda esa gente que «siempre resaltan que hay 74 diputados independentistas en el Parlament de Catalunya y que, al despertar, siempre se dan de bruces con la realidad». Pues no hay nada malo en darse de bruces con la realidad, mejor tarde que nunca.
La pugna infinita
En la Vanguardia, Francesc-Marc Álvaro descubre que el independentismo tiene dos capitanes y ningún general, que «se fotografían juntos pero desconfían uno del otro». Una manera sutil de rebajar la categoría de ambos: si el comandante en jefe no tiene el grado de general y no pasa de capitán, tal vez veamos alguna buena jugada táctica pero no esperemos ninguna gran estrategia.
«Se fotografían juntos pero desconfían uno del otro»
Francesc-Marc Álvaro
«Más que la ideología, lo que los aleja son las respectivas culturas políticas, así como el hecho de que uno tiene experiencia institucional (alcaldía de Girona) y el otro es un profesor que llega, de rebote, a dirigir unas siglas históricas.»
Maticemos: Junqueras también estuvo cuatro años, los mismos que Puigdemont, presidiendo un ayuntamiento, aunque menos importante, el de Sant Vicenç dels Horts. Y no llegó tan de rebote: se dio a conocer al gran público con sus intervenciones en un programa de divulgación histórica en TV3: fue una carrera largo tiempo preparada.
¿Volverán a ponerse de acuerdo, como lo estuvieron, al menos aparentemente, en la legislatura que culminó en la declaración de independencia? «El mito de la unidad —que ha sobrevolado el procés desde el primer día— choca con la realidad de una pugna infinita para construir un gran partido que concentre a todos los votantes que anhelan la secesión.»
¿Volverán a ponerse de acuerdo, como lo estuvieron, al menos aparentemente, en la legislatura que culminó en la declaración de independencia?
Y Màrius Carol —La emoción, en el postre— no se emociona mucho: «No hubo ninguna hipocresía en el encuentro (…), pero tampoco la más mínima complicidad. Es posible que los dos políticos estén convencidos de que son buenas personas por ese control de sus emociones del miércoles, pero todo en Waterloo resultó una metáfora surrealista.»
«Es posible que los dos políticos estén convencidos de que son buenas personas por ese control de sus emociones del miércoles, pero todo en Waterloo resultó una metáfora surrealista»
Màrius Carol
Nada surrealista el paralelismo antitético siguiente: «Hacía calor en Waterloo pero el reencuentro no pudo ser más frío.» Y eso a pesar de la asistencia de los también excarcelados Raül Romeva, Carme Forcadell y Dolors Bassa; Toni Comín, exiliado, y Meritxell Serret, hasta hace poco exiliada y ya en paz con la justicia.
«Hacía calor en Waterloo pero el reencuentro no pudo ser más frío.» Y eso a pesar de la asistencia de los también excarcelados Raül Romeva, Carme Forcadell y Dolors Bassa; Toni Comín, exiliado, y Meritxell Serret»
«El rapero [alias Valtònyc], en funciones de cuñado, se apuntó al ágape.» La ironía de Carol no impide que nos preguntemos qué diablos hacía allí, donde se supone que se habló, aunque sólo fuera por encima, del futuro de Cataluña.
El duelo interminable
En el Periódico, Xavier Barrena —El reencuentro de los duelistas— ha comparado la relación entre Puigdemont y Junqueras con la de los dos eternos duelistas que protagonizan una narración de Joseph Conrad: varias veces citándose, a lo largo de los años, y otras tantas dejando el duelo en tablas.
«Juntos en el mismo bando independentista, su rivalidad ha dividido a sus seguidores. Dos hombres, dos talantes, dos maneras de afrontar las situaciones clave.» Y repasa algunos de los desencuentros que preceden el reencuentro de esta semana, como muestra de dos estilos de retarse a un duelo que nunca culmina:
«Basta una ojeada a los libros de Carles Puigdemont sobre los revueltos días del 2017 para calibrar las cargas de profundidad que lanzó el “expresident”. Tilda a Junqueras de desleal y expresa varias veces su desconfianza hacia él (…) La forma de expresarse de Junqueras es siempre más sibilina. Nunca se bate a corazón abierto. Desde afirmar que no se ha leído los libros de Puigdemont, a nunca levantar la voz para valorar lo hecho o dejado de hacer por el ahora eurodiputado.»
Barrena recuerda el momento detonante de la «entrevista en Le Figaro que tanto enervó a Puigdemont en la que exvicepresidente aseveraba que se quedó en Catalunya, en vez de partir hacia el extranjero, por “responsabilidad hacia mis conciudadanos”.»
Barrena recuerda el momento detonante de la entrevista en Le Figaro que tanto enervó a Puigdemont en la que exvicepresidente aseveraba que se quedó en Catalunya, en vez de partir hacia el extranjero, «por responsabilidad hacia mis conciudadanos»
Fue en enero de 2019. Así lo contó el Confidencial Digital y esto es lo que dijo Junqueras: «Yo me quedé en Cataluña por sentido de responsabilidad hacia mis conciudadanos. Sócrates, Séneca o Cicerón tuvieron la oportunidad de huir y no lo hicieron. Esta responsabilidad cívica y ética me impresiona mucho.»
Esto, Puigdemont no lo va a olvidar nunca.
Otto Von Bismarck : «España es el pais más fuerte del mundo: los españoles llevan siglos intentado destruirlo y no lo han conseguido»
El separatismo ha perdido el 30% (casi 1 de cada 3) de los votos que obtuvo en 2017: de 2.079.000 a 1.456.000, més de 623.000 catalans han dit adéu al prusés, la secesión ya no les ilusiona, no ven necesario movilizarse.Y JORDI C. (OMNIUM) Y PUIGDEMONT DICEN :» VICTORIA HISTORICA.»NO COMMENTS!