ERC sigue teniendo que interpretar el difícil juego de hacer una cosa en Madrid y la contraria en Cataluña. Basta como ejemplo ver cómo los republicanos defienden la negociación con el Estado a través de la llamada mesa de diálogo y, a la vez, rechazan activar en Cataluña una mesa de partidos propuesta por el PSC, aprobada por el Parlament en 2018 y de la que el separatismo ahora no quiere saber nada.
Así lo han demostrado este jueves en el Parlament, donde han votado en contra de la puesta en marcha de esta mesa que fue, además, una petición expresa del presidente Pedro Sánchez a Pere Aragonés en la reunión oficial que mantuvieron la semana pasada. Junto a los independentistas han votado también en contra los 11 diputados de Vox y los tres del PP. Ciudadanos se ha abstenido y solo En Comú-Podem ha dado su apoyo a la propuesta del PSC.
Una mesa excluyente
La diputada socialista Alicia Romero ha sido la encargada de solicitar la activación de esta mesa de partidos. Lo ha hecho subrayando que todas las formaciones políticas de la Cámara autonómica representan «al pueblo». Ha recordado también que esta fue una propuesta socialista aprobada en 2018 y a favor de la que votaron entonces tanto ERC como Junts. Algo que ahora no ha sucedido y que Romero ha achacado a que el separatismo actúa de forma «excluyente«.
«Quieren crear una mesa que elimine a la parte de catalanes que no piensa como ustedes», ha abundado Romero, «una mesa excluyente». La socialista también ha afirmado que el PSC quiere «reducir el conflicto» porque esta es la obligación de los políticos, mientras que el separatismo, ha añadido, «lo quiere ampliar». «Estamos aquí para ser parte de la solución», ha añadido, «pero muchos de ustedes quieren continuar siendo parte del problema«.
Mensajeros del miedo
Por parte de ERC ha sido el diputado Ernest Maragall, en su día figura clave del PSC, el encargado de responder. Lo ha hecho señalando que para los separatistas la única mesa de diálogo válida ahora es la acordada con el Estado entre el PSOE y los republicanos y que «nace de la existencia reconocida de un conflicto político«. Esta mesa y su negociación, ha afirmado, «han de culminar con el voto refrendario de la ciudadanía».
Maragall no ha dudado en arremeter contra los socialistas catalanes acusándoles de ser «mensajeros del miedo» por alertar sobre las consecuencias que pueden tener las acciones que el separatismo tiene en mente volver a protagonizar con la excusa de la independencia. Y ha recordado que fue Miquel Iceta, líder del PSC y ahora ministro de Política Territorial, quien se mostró partidario de que «en las democracias avanzas los referéndums de autodeterminación deben poder hacerse y se han de hacer».