Más fricciones en el seno del separatismo. Si bien es cierto que el secesionismo consigue a la hora de la verdad limar sus diferencias y alcanzar coaliciones de gobierno, no menos cierto es que sus tensiones internas son cada vez más crudas y evidentes. Un ejemplo del mal ambiente que se respira en ciertos círculos de poder del movimiento es lo ocurrido en la caja de solidaridad, la iniciativa de apoyo económico a encausados por su papel en el procés, que acaba de sufrir la dimisión de dos expresidentes del Parlament de Cataluña por los problemas internos: Núria de Gispert y Ernest Benach.
Tal y como cuenta El Confidencial, tanto De Gispert —que presentó repentinamente una carta de renuncia— como Benach han roto con la gestión de dicha caja, impulsada al principio por la Assemblea Nacional Catalana y Òmnium Cultural, pero que desde hace tres años administra la Asociación de Fomento de la propia entidad —que es cuando ambos expresidentes asumieron la gestión del organismo. Al parecer, el motivo principal de las tensiones reside en que se hayan destinado fondos a los altos cargos pero no a los más de 3.000 represaliados que el separatismo atribuye a la «represión» del Estado.
Trato privilegiado a Jordi Sànchez
También se ha criticado que parte del dinero recibido se haya usado en iniciativas de desgaste y resistencia contra el Estado. Sin embargo, El Confidencial hace hincapié como primordial motivo de mal ambiente las acusaciones a los responsables de la caja de trato privilegiado en casos como los del expresidente de la ANC y actual secretario general de Junts per Catalunya, Jordi Sànchez, cuya defensa costó más de 75.000 euros. Ante esta situación, el presidente de la caja, Josep Cruanyes ,ha negado discriminación alguna, destacando que han ayudado a más de 600 personas y que tienen otro centenar de casos entre manos.