La televisión pública catalana es un infecto minarete de odio que destina colosales cantidades de dinero a adoctrinar, señalar al disidente y a azuzar la división entre catalanes. Es un tinglado construido para alimentar la hispanofobia, crear el marco mental necesario para destruir nuestro orden constitucional de convivencia y despreciar abiertamente a todos aquellos que también nos sentimos orgullosos de ser españoles.
La televisión pública catalana es un infecto minarete de odio que destina colosales cantidades de dinero a adoctrinar, señalar al disidente y a azuzar la división entre catalanes.
Los catalanes, no separatistas incluidos, hemos destinado más de 3.500 millones de euros en la última década a financiar este tóxico altavoz de tesis golpistas y separatistas. Con nuestros impuestos pagamos la principal herramienta de promoción lazi que hay en Cataluña. Dedican cientos de horas de su parrilla televisiva a escupir sobre todo aquello que tiene que ver con España, acosar a los no nacionalistas e insultar a los votantes de VOX, fuerza a la que tengo el honor de representar en el Parlamento de Cataluña.
Los catalanes, no separatistas incluidos, hemos destinado más de 3.500 millones de euros en la última década a financiar este tóxico altavoz de tesis golpistas y separatistas.
Es una obviedad que la dirección de TV3 se pasa por el arco del triunfo su propio Libro de Estilo y la Ley de Comunicación Audiovisual de Cataluña. Solo hay que navegar un poco por internet para comprobar que son infinitas las muestras de supremacismo, racismo e incitación al odio en esa televisión “pública” que ya solo ven los señores de lacito amarillo en solapa.
No respetan la diversidad de la sociedad catalana. Tampoco los principios de veracidad, objetividad, rigor, imparcialidad, independencia y pluralismo político. Los acólitos al régimen separatista que la dirigen, además, han convertido a la Corporación Catalana de Medios Audiovisuales en un lodazal de enchufismo masivo y nepotismo sin vergüenza. Con toda la cara dura del mundo, riegan con contratos y sueldos multimillonarios sus comisarios políticos y tiranitos nacionalistas.
Han convertido a la Corporación Catalana de Medios Audiovisuales en un lodazal de enchufismo masivo y nepotismo sin vergüenza. Con toda la cara dura del mundo, riegan con contratos y sueldos multimillonarios sus comisarios políticos y tiranitos nacionalistas.
Así llevan muchos años. El problema es estructural y de grandiosas dimensiones. Hacer cuatro reformitas en el ente público, como proponen los timoratos de Ciudadanos, PP o del PSC, no solucionan la trama. La enfermedad es grave y no se arregla con tres aspirinas. Por eso, desde VOX pedimos el cierre y liquidación inmediata de esta sectaria corporación que maltrata y esquilma a media Cataluña. A grandes males, grandes remedios. No les tengamos miedo.