De ser cierto que en Cataluña se abre una etapa de distensión al preparar el Gobierno el indulto para los presos del golpe institucional de 2017 y renunciar Junqueras a la unilateralidad —extremo que ERC ha desmentido, asegurando que no se descarta ninguna vía—, ¿cuál es el papel de una formación antisistema como la CUP, que hace del enfrentamiento con España su principal seña de identidad? Pues, por lo que parece, su rol actual pasa por seguir insistiendo en la vía radical para no perder pedigrí antisistema ante sus electores.
«Lamentablemente, tenemos delante a un Estado profundamente antidemocrático y autoritario que nos niega una salida democrática, hablar de amnistía y de derecho a la autodeterminación», señaló ayer la diputada Laia Estrada en el Parlament. Dada esta situación, descartar la vía unilateral como supuestamente defendía Junqueras constituye un «error garrafal» porque el Estado no permitirá un referéndum a la escocesa. Así pues, consideró que defender esta vía como hace ERC es «engañar a la gente». «Ojalá hubiera un referéndum pactado, pero tiene que ser unilateral. No nos dejan otro margen de maniobra», advirtió.
La confrontación como solución
Y es que, para Estrada, «el PSOE no tiene interés en resolver nuestro conflicto político de forma democrática ni en acabar con la represión». Por ello, no cabe otra para la formación antisistema que apostar por la radicalidad. No en vano, Estrada reivindicó que «habrá que hacer los 1-O que haga falta para defender nuestros derechos nacionales y sociales». «Forzosamente, tenemos que ir hacia la confrontación», zanjó.