Ya hace dos años defendí el indulto, eso sí, parcial, y lo he vuelto a hacer recientemente. No repetiré los argumentos . Esta bien desinflamar. Los catalanes nos merecemos una tregua. Pero no soy tan iluso, ni tengo que pedir que nadie me vote, para creer o hacer creer que con eso resolvemos el problema. Tampoco haciéndonos los duros y recogiendo firmas o haciendo manifestaciones contrarias a su concesión, que han vuelto a ser utilizadas para realimentar el victimismo, la identificación entre nacionalismo y Cataluña y para agitar el fantasma del enemigo exterior e interior.
Esta bien desinflamar. Los catalanes nos merecemos una tregua. Pero no soy tan iluso, ni tengo que pedir que nadie me vote para creer o hacer creer que con eso resolvemos el problema
Es evidente que el procés y una de sus criaturas, la división en bloques de la sociedad catalana, nos esta llevando a una decadencia, lenta, pero implacable. Una tregua es necesaria por el bien común. Pero la lucha por la hegemonía política e ideológica es lo que marcará el futuro. Los independentistas más inteligentes son conscientes de que no pueden vencer sin mayorías muy amplias de las que hoy están muy lejos.
El procés y una de sus criaturas, la división en bloques de la sociedad catalana, nos esta llevando a una decadencia, lenta, pero implacable
Con una sociedad atrincherada en bloques, frente a frente, es muy difícil agrandar tu bloque. Pero asegura un cierto statu quo en el que el independentismo se garantiza el gobierno pero no le llega para la independencia, y los catalanes no independentistas sufrimos las consecuencias del procés desde la relativa tranquilidad que la secesión está lejos de poder consumarse.
En este marco, la tregua, los indultos, acaban con el inmovilismo y abren la posibilidad de que uno u otro bando aumente su representatividad. ERC ha sido muy explícita con su política de ampliar mayorías y tratando —por ejemplo, fichando a Rufián—, de penetrar en sectores que se inclinen por la independencia sin motivaciones identitarias. La tregua va a ser utilizada por el independentismo para recuperar fuerzas y tratar de seguir creciendo. Eso no la hace perversa en sí misma. Cuando se inicia una dinámica nadie sabe a donde puede conducirnos.
La tregua va a ser utilizada por el independentismo para recuperar fuerzas y tratar de seguir creciendo
El problema es que no tengo ninguna certeza de que el constitucionalismo sea capaz de acordar una estrategia decidida y unitaria para vencer al independentismo a medio y largo plazo. Es verdad que la globalización, las redes sociales, las nuevas tecnologías, el creciente número de inmigrantes que conforman una sociedad cada vez más plural, la necesidad de reforzar la unidad europea para hacer frente a los cambios geopolíticos y económicos, juegan en contra del nacionalismo secesionista.
El problema es que no tengo ninguna certeza en que el constitucionalismo sea capaz de acordar una estrategia clara y unitaria para vencer al independentismo a medio y largo plazo
Mis dudas, razonables si atendemos a los últimos cuarenta años, son si desde el otro lado va a haber una estrategia a medio y largo plazo capaz de hacer lo contrario de lo que pretenden los independentistas: hacer que el sentimiento identitario no sea incompatible con la idea que la independencia, incluso pensando que sea posible —todo es posible en política— no es deseable para el bienestar de la mayoría de catalanes.
Se esta viendo que el frente independentista, una vez la independencia ha dejado de ser inminente, vive profundas divisiones. Pero mantienen acuerdos básicos en temas como la educación, el control de los medios y la penetración en la sociedad a través de una política de subvenciones y ayudas de todo tipo. También en su discurso victimista, su incitación al odio a lo español o las campañas para desacreditar la democracia y las principales instituciones del estado.
Frente a eso, el constitucionalismo lleva cuarenta años de entreguismo ideológico y de incapacidad de diseñar y aplicar políticas que reviertan la hegemonía nacionalista en Cataluña. Y sin eso es muy difícil apartar al secesionismo del gobierno de Cataluña.
Si el procés, con sus altos y bajos, se cronifica, la sociedad catalana lo pagará muy caro. Ya lo sabemos. Ya lo vivimos
El objetivo no debe ser, sólo, evitar la independencia sino devolver a Cataluña la convivencia en igualdad y el liderazgo socio-económico. Y para ello el nacionalismo debe ser derrotado. Si el procés ,con sus altos y bajos, se cronifica, la sociedad catalana lo pagará muy caro. Ya lo sabemos. Ya lo vivimos. ¿Los que pueden evitarlo harán algo en serio para conseguirlo, o se limitarán a utilizar el conflicto para mantenerse o alcanzar el Gobierno de España como hasta ahora?