No se puede escribir lo suficiente: el antagonismo catalán enfrenta a catalanes contra otros catalanes. No se trata de un «enfrentamiento Barça-Real Madrid» como gran parte de los medios de comunicación internacionales han intentado -bien por una flagrante falta de cultura, bien por estar bajo la influencia- vendernos.
Los ciudadanos y familias que actualmente se enfrentan en la autonomía catalana en España son hermanos, primos, parientes, antiguos amigos, falsos enemigos, colegas y vecinos.
Nos encontramos con protagonistas que viven del rollo. Se aprovechan del antagonismo. No tienen ningún interés en que se acabe
Después de haberme codeado con los «constitucionalistas» y los separatistas de arriba abajo, veo que Cataluña está en la postura de una pareja enferma que se tira los platos. El marco no es ni blanco ni negro, sino gris. Las responsabilidades son compartidas. El victimismo; una forma de cobardía; el engreimiento y la envidia son omnipresentes en ambos bandos. En ambos lados hay intereses inconfesables. Nos encontramos con protagonistas que viven del rollo. Se aprovechan del antagonismo. No tienen ningún interés en que se acabe.
Teniendo en cuenta lo anterior, la pena de prisión de larga duración parece ser una solución poco matizada. Además, mantenerlos en prisión es darles una importancia que no merecen. No los convirtamos en mártires.
Me sorprende François Meylan que ponga al mismo nivel las reclamaciones de los catalanes constitucionalistas (bilingüismo o libertad de elección de lengua en la escuela; que todos los españoles tienen derecho a votar sobre si los convierten en extranjeros en Cataluña), y las reivindicaciones de los catalanes nacionalseparatistas (continuar con el monolingüismo en catalán para todos los niños, a pesar de que más de la mitad tienen el español como lengua materna; tener privilegio de secesión para apropiarse de la riqueza construida conjuntamente por decenas de generaciones de españoles en Cataluña)
NO sé qué le ha pasado, pero no me parece justo