Escribir acerca de la situación política en Cataluña es una suerte de ejercicio melancólico. La noria sigue girando y girando, pero los sucesivos capataces al frente de la empresa siguen sin dar con las ansiadas pepitas de oro y la trayectoria política de todos ellos ha acabado como el rosario de la aurora: Mas acosado por la sombra de la corrupción fue expulsado por las aguerridas ‘cuperas’ y su partido PDeCat, heredero de la todopoderosa CiU, ha quedado reducido a cenizas; Puigdemont y todos sus consejeros fueron destituidos tras culminar el golpe de estado el 27 de octubre de 2017, unos acabaron siendo juzgados por el Tribunal Supremo y condenados a diversas penas de cárcel, y el resto permanecen prófugos de la Justicia; y Torra acabó su sincopado mandato como correveidile de Puigdemont siendo inhabilitado por el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña, una sentencia ratificada posteriormente por el Tribunal Supremo.
«Escribir acerca de la situación política en Cataluña es una suerte de ejercicio melancólico. La noria sigue girando y girando, pero los sucesivos capataces al frente de la empresa siguen sin dar con las ansiadas pepitas de oro»
Desde que Mas decidió en septiembre de 2012 ponerse al frente del movimiento independentista, Cataluña permanece sumida en el desgobierno, como así lo atestiguan que se hayan celebrado 5 elecciones autonómicas desde noviembre de 2010, que dos de los tres presidentes del gobierno de la Generalidad hayan sido inhabilitados, y que el tercero continúe en Waterloo presidiendo el Consejo de la inexistente República Catalana.
«Desde que Mas decidió en septiembre de 2012 ponerse al frente del movimiento independentista, Cataluña permanece sumida en el desgobierno, como así lo atestiguan que se hayan celebrado 5 elecciones autonómicas desde noviembre de 2010, que dos de los tres presidentes del gobierno de la Generalidad hayan sido inhabilitados»
En lugar de gestionar el ‘país’ como a ellos les gusta denominar a la CA de Cataluña, los tres se dedicaron en cuerpo y alma a organizar consultas ilegales (9-N 2014 y 1-O 2017), a crear estructuras de estado y a aprobar normas inconstitucionales, desafiar a Tribunales y Juntas Electorales, etc. A incumplir, en suma, la Constitución, el Estatuto de Cataluña y el resto del ordenamiento jurídico, aduciendo para ello haber recibido un supuesto mandato del ‘pueblo’ de Cataluña para culminar la secesión de España.
Tambores de guerra
La XIII Legislatura tampoco ha comenzado con buen pie. El 12 de marzo, Maragall, exconsejero de Educación de Montilla y de Acción Exterior de Torra, dirigió, en calidad de presidente de la mesa de edad, la sesión constitutiva en que Borràs, la candidata de Puigdemont, fue elegida en segunda votación presidenta del Parlamento de Cataluña con el respaldo de tan sólo 64 de los 135 diputados de la Cámara.
Sus primeras palabras de salutación fueron para los dos expresidentes ausentes del gobierno de la Generalidad, Puigdemont y Torra, el primero represaliado y el segundo inhabilitado arbitrariamente, según Borràs. Pasó a renglón seguido a denunciar los intentos de laminar, controlar e incluso abolir “la tozuda voluntad de ser y persistir un pueblo” que no se somete a ninguno, siendo el más reciente ejemplo de esas prácticas la aplicación del artículo 155 de la Constitución española que supuso “el cese de nuestro gobierno y la disolución de esta cámara”.
Tras reivindicar el papel jugado por Forcadell al frente del Parlamento de Cataluña, Borràs se comprometió “a trabajar para devolver a esta cámara la dignidad y para concederle la relevancia política que le corresponde como sede de la soberanía del pueblo y protegerla para que sea una institución soberana”. Lo más chocante de su intervención es que Borràs reivindicara la separación de poderes en nombre de la libertad, cuando en su intervención ella no había cesado de cuestionar la labor de otros poderes ejecutivos y legislativos del Estado, así como de los tribunales de justicia. ¡Extravagante y disparatada concepción de la separación de poderes la nueva presidenta del Parlamento que, como su admirada antecesora, niega al resto de poderes del Estado ejercer sus funciones sin interferencias!
La investidura de Aragonés García como nuevo presiente del gobierno de la Generalidad también nos ha dejado algunas perlas que anticipan una tensa legislatura. El candidato inició su discurso de investidura manifestando que presentaba “su candidatura a la presidencia de la Generalidad para hacer posible culminar la independencia de Cataluña, para hacer inevitable la amnistía y el ejercicio del derecho a la autodeterminación, gobernando para toda la ciudadanía, gobernando para el país entero”.
Empezamos bien pidiendo peras al olmo en un calculado ejercicio de cinismo propagandístico. Aragonés García sabe muy bien que la amnistía y el ejercicio del derecho de autodeterminación son dos objetivos que ningún gobierno de España puede satisfacer, pero estos son, sin embargo, los dos objetivos centrales de su gobierno.
«Aragonés García sabe muy bien que la amnistía y el ejercicio del derecho de autodeterminación son dos objetivos que ningún gobierno de España puede satisfacer, pero estos son, sin embargo, los dos objetivos centrales de su gobierno».
Al igual que Borrás, Aragonés García incurre en una contradicción cuando establece el ejercicio del derecho de autodeterminación como uno de los objetivos de su gobierno y afirma inmediatamente su compromiso de gobernar para toda la ciudadanía, para el país entero. Pues bien, el mejor resultado que han obtenido hasta ahora los partidos que abanderan la independencia de Cataluña se produjo en las elecciones autonómicas celebradas el 21 de diciembre de 2017: 2.079.340. En las elecciones celebradas el pasado 14 de febrero, ERC, JxC y CUP obtuvieron únicamente 1.408.006 votos.
Resulta inaceptable con estas cifras en la mano justificar que el objetivo principal del nuevo gobierno sea ejercer el derecho de autodeterminación y mantener la fractura social que ya ha provocado. Está claro que Aragonés, como sus nada honorables antecesores en el cargo desde Mas, no va a ser el presidente de todos los catalanes sino el líder más visible del movimiento independentista cuyos representantes en el Parlamento apoyaron su investidura. Dicho lisa y llanamente: usted no quiere ser el presidente de todos los catalanes.
Sánchez ofrece la pipa
Pese al demoledor informe del Tribunal Supremo (TS) con relación a la solicitud de indulto para los líderes independentistas, juzgados y condenados por sedición y malversación de fondos, el presidente Sánchez y varios miembros de su gabinete han reiterado la intención del gobierno de España -apuntada ya por la vicepresidenta Calvo cuando se conocieron los informes contrarios al indulto de la Fiscalía de la Sala Segunda del TS a finales de diciembre de 2020- de indultar a los condenados “en conciencia a favor de la convivencia entre todos los españoles”.
Tampoco Sánchez anda muy listo en su fraseo porque ni los condenados han pedido la gracia del gobierno de España ni hay ninguna razón para suponer que el indulto mejore la convivencia “entre todos los españoles”, porque entre otras cosas, ni Aragonés ni Borràs se sienten parte del colectivo -españoles- invocado por Sánchez.
Quienes sí nos sentimos preocupados por su intención de indultar a los golpistas de 2017 somos la mayoría de los españoles, especialmente quienes residimos en Cataluña. ¿Pero cómo se le ocurre a usted plantearse siquiera el indultar a quienes han incumplido la Constitución, el Estatuto de Cataluña y el resto del ordenamiento jurídico? ¿De veras se puede indultar a quienes han convertido las prisiones de Cataluña en un anexo del Palacio de la Generalidad, durante el poco tiempo que allí han pernoctado, y se han jactado de que volverán a intentarlo en cuanto puedan? ¿No le parece ya suficiente el daño que han hecho enfrentando a la mitad de los catalanes contra la otra mitad y a esa primera mitad contra la inmensa mayoría de los españoles?
El presidente González del que tuve el honor de ser asesor económico entre 1990 y 1993, lo dejó muy claro en su reciente entrevista en Antena 3: “en estas condiciones, yo no haría el indulto”. Ninguna persona consciente del valor que tiene preservar el entramado institucional del Estado y el imperio de la ley lo haría.
Quizá su omnisciente jefe de gabinete y de la oficina de prospectiva está convencido de que la cuadratura del círculo es posible. Pues bien, me atrevo a hacer un pronóstico en contra: si los indulta, ni los 69.578 millones solicitados a Bruselas para el Plan de Recuperación, Modernización y Resiliencia, ni la Agenda 2030 ni el Plan 2050 van a salvarle en las próximas elecciones. Comprendo la tentación de ceder ante dos de sus avalistas en el Congreso (ERC y JXC) que están tensando la cuerda desde Cataluña, pero no se preocupe por ellos porque no van a disparar la flecha: usted es, hoy por hoy, el mejor aliado al que pueden aspirar en La Moncloa. Siga el consejo de González si quiere conservar el apoyo de muchos votantes del PSOE, y expóngase a sufrir una auténtica sangría de votos, si opta por indultarlos, incluso, fíjese bien lo que le digo, en Cataluña.
El separatismo ha perdido el 30% (casi 1 de cada 3) de los votos que obtuvo en 2017: de 2.079.000 a 1.456.000, més de 623.000 catalans han dit adéu al prusés, la secesión ya no les ilusiona, no ven necesario movilizarse.En 2019 hubo cuatro elecciones en Cataluña y , en todas, el separatismo perdió más de 300 mil votos.Por cierto, no había COVID .
PUEDEN HACER LO QUE QUIERAN. LO IMPORTANTE ES QUE NO HAY VOTOS.