Muchos tenían claro que alguien como Pablo Iglesias, exlíder ya de Unidas Podemos, no estaba dispuesto a sentarse en los bancos de la oposición en la Asamblea de Madrid. Tenían razón. Los malos resultados de la formación morada, solo 10 escaños, han llevado a Iglesias a dimitir de todos sus cargos en el partido y a renunciar a ser diputado autonómico. Ha culpado de ello a los medios de comunicación, al PP y a Vox, al que se ha referido en todo momento durante su discurso como «la ultra derecha». También ha afirmado que se ha convertido en el «chivo expiatorio» que «moviliza los peores afectos contrarios a la democracia».
Iglesias, que ha llevado a cabo una campaña muy agresiva contra la líder del PP y vencedora absoluta de las elecciones, Isabel Díaz Ayuso, ha admitido el fracaso de Unidas Podemos, a pesar de que él renunció a la vicepresidencia segunda del Gobierno para intentar que el partido no se hundiera. Las encuestas auguraban que la formación no lograría representación en Madrid. En ese sentido, ha conseguido su objetivo, pues Unidas Podemos sale de estas elecciones con 10 diputados. Sin embargo, ha sido barrido no solo por el PP, sino también por el que debía ser su aliado natural, Más Madrid, que ha logrado 24 diputados.
El rechazo de Más Madrid
El ya ex líder de Unidas Podemos exigió a Más Madrid en marzo una coalición el mismo día en el que anunció que dimitía como vicepresidente del Ejecutivo nacional. La respuesta de la líder del partido, Mónica García, fue tajante: «Las mujeres estamos cansadas de hacer el trabajo sucio para que en los momentos históricos nos pidan que nos apartemos».
Iglesias, por otro lado, ha calificado la victoria de Díaz Ayuso como «una tragedia». «Estos resultados», ha asegurado, «van a agudizar los problemas territoriales en España. Nunca Madrid había sido tan diferente al resto de España».
El adiós de Iglesias, finalmente, ha estado amenizado por un grupo de mariachis que ha sido enviado a la sede de Unidas Podemos por el controvertido Foro Coches.