Los partidos independentistas —ERC, JxCat y CUP— han recibido amenazas de muerte. Pero no hay ecos de ello en la prensa independentista. Sólo una nota de la agencia ACN que se repite en diversos medios. Sin comentarios.
El lunes 19 de abril aparecieron monigotes que lucen los respectivos logotipos de dichos partidos, colgados en varias carreteras de Cataluña —del «territorio», como dicen en TV3—, concretamente, según ACN, en los términos municipales de Vic, Malla, Voltregà, Gurb, Viladrau; Sabadell, Rubí; Vallbona d’Anoia; Gelida; Gerona, Amer, Serinyà, Palol de Revardit, y Cassà de la Selva. Se atribuye a un «colectivo independentista» llamado l’Estaca la reivindicación de la amenaza.
Los monigotes están acompañados por una pancarta con este mensaje: «52% volem la independencia, 1r avís». El porcentaje señala los votos recibidos por los partidos que se han manifestado a favor de la independencia durante la campaña de las elecciones del pasado febrero.
«52% volem la independencia, 1r avís»
Mensaje en la pancarta
No consta qué pasará si no se atiende este primer aviso, ni si habrá un segundo aviso; pero se sobreentiende que tarde o temprano habrá que pasar de la fase simbólica, cuelgue de monigotes, a la fase real, linchamiento de políticos.
L’Estaca aprieta
ACN da credibilidad pues a la existencia de un grupo llamado l’Estaca, que «ya saboteó dos repetidores de telecomunicaciones la noche anterior a las elecciones en Girona y Lleida, ha quemado y boicoteado radares de las carreteras y ha hecho pintadas en las instalaciones de Correos». Otro antecedente: esta «acción reivindicada por l’Estaca es similar a la que tuvo lugar en diciembre de 2017 cuando aparecieron muñecos colgados boca abajo con los logotipos de Cs, el PP y el PSC».
«Esta acción reivindicada por l’Estaca es similar a la que tuvo lugar en diciembre de 2017 cuando aparecieron muñecos colgados boca abajo con los logotipos de Cs, el PP y el PSC».
Aparentemente, se trata de votantes inquietos que exigen el cumplimiento inmediato del proyecto independentista que dicen compartir los partidos aludidos. La no existencia de mandato imperativo en nuestro sistema político no parece importarles.
También podrían ser agitadores de otro signo, una operación de falsa bandera. Habrá que verlo, si la investigación policial avanza. Pero, en cualquier caso, no se trata de una pandilla improvisada. Son demasiados puntos de actuación: ha habido al menos media docena de furgonetas circulando probablemente de noche y una veintena de individuos coordinados.
Sorprende la falta de reacción, hasta el momento, de los partidos tan directamente aludidos. Tal vez suponen que, al fin y al cabo, son de los nuestros. Pero, aunque lo sean, incluso si la acción ha sido impulsada por alguien desde dentro de esos mismos partidos, cualquiera con aspiraciones de gobierno está obligado a perseguirlos.
«Sorprende la falta de reacción, hasta el momento, de los partidos tan directamente aludidos. Tal vez suponen que, al fin y al cabo, son de los nuestros»
Muchas amenazas de muerte se quedan en nada, o en una broma de mal gusto, pero la experiencia nos indica que no hay que ignorarlas, porque algunas se acaban cumpliendo. Con la síndrome Torra —nos aprietan y hacen bien en apretarnos— nunca se llega a buen puerto.
«Muchas amenazas de muerte se quedan en nada, o en una broma de mal gusto, pero la experiencia nos indica que no hay que ignorarlas, porque algunas se acaban cumpliendo»
Amenazas impunes
Pero recordemos el preacuerdo entre ERC y CUP firmado hace un mes. En él figura este apartado: «Retirada de las acusaciones particulares contra participantes en movilizaciones sociales y políticas, exceptuando aquellas en que se produzcan lesiones a agentes acreditadas con certificado médico.»
Es decir, si dicho preacuerdo sigue adelante, el próximo gobierno de la Generalitat —así como los partidos que lo apoyen, por poco consecuentes que quieran ser— deberían hacer caso omiso de amenazas de muerte como las que le llegan resumidas en esos monigotes.
Una vez más, preferirán pasar por alto la amenaza, porque al fin y al cabo nadie ha salido herido, o incluso, valorarla positivamente como expresión del descontento de esa enigmática entidad llamada «la calle», donde, según los independentistas insurreccionales, se materializa la democracia, e ignorar el significado profundo del hecho: la banalización de los llamamientos a la violencia y la impunidad con que se producen.
No se puede estar a ambos lados de la ley. No se puede mandar sobre una policía para hacer cumplir la ley y al mismo tiempo pretender apoyarse en cuadrillas fuera de la ley.
«El vot de Lleida val gairebé dues vegades i mitja que a Santa Coloma de Gramenet»
Otto Von Bismarck : «España es el pais más fuerte del mundo: los españoles llevan siglos intentado destruirlo y no lo han conseguido». CON CASI 700 MIL VOTOS MENOS QUE EL LAS ELCCIONES DEL 2017 (47,5%)Y HAY UN 52% ,¿EH?