Todo está inventado. Así lo corrobora El confidencial, que hoy cuenta que el DNI republicano lanzado por el Consell de la República de Carles Puigdemont —que ha sido objeto de numerosas burlas por su falta de utilidad— está copiado punto por punto de un documento digital lanzado por tres asociaciones de Estonia en 1989, dos años antes de que el país se separase de la Unión Soviética en 1991. Dicho carné, al que se conocía como el pasaporte Ramusen, fue posteriormente legalizado por el primer Ejecutivo estonio. Y, aunque luego fue remplazado por diferentes actualizaciones, los originales aún resultan válidos en la actualidad.
En la Estonia de los 80, un partido político y dos asociaciones impulsaron un Comité Ciudadano que distribuyó carnets entre sus seguidores. Pues bien, ese comité ha servido de inspiración al Consell per la República de Puigdemont —una suerte de gobierno catalán en la sombra establecido en Waterloo—. Sin embargo, fue el músico Vardo Rumeseen al que se le ocurrió la idea en 1989 de crear una cédula de identidad estonia, cuyo objetivo era elaborar un censo de la futura república. La iniciativa obtuvo una amplia acogida, y la mitad de la población terminó apuntándose.
Así, los que hablaban estonio recibieron un documento de color azul, mientras que los que no se expresaban en ese idioma obtuvieron uno de color verde. Por su parte, los funcionarios rusos o los miembros del aparato soviético no tenían derecho a poseer el carnet estonio. Más tarde, en enero de 1993, el documento pasó a ser oficial. Los que en la actualidad celebran aquella iniciativa destacan que ésta no surgió de las instituciones sino de los ciudadanos.
Réplica de Puigdemont a las burlas de Sánchez
Por su parte, el artífice de la identidad digital catalana, Carles Puigdemont, ha respondido en la redes sociales a las burlas que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha dedicado al documento separatista, del que dijo que «no sirve para nada pero cuesta 9 euros». En un tuit de esta misma mañana, el expresident fugado ha puntualizado: «No como la monarquía española, que todo el mundo sabe que sirve de mucho y, sobre todo, no cuesta ni un euro».