REPORTAJE | La hispanofobia en los presidentes del Parlament

Distintos dirigentes nacionalistas que han ocupado el cargo han destacado por sus exabruptos contra los españoles

La presidenta del Parlament, Laura Borràs. EFE.

Hace dos semanas, cuando la neoconvergente Laura Borràs fue elegida presidenta del Parlament de Cataluña, la mayoría de partidos de la oposición protestaron al considerar que no debería haber asumido el cargo una persona imputada por corrupción —Borràs está siendo investigada por presunto fraccionamiento de contratos—. Sin embargo, hubo quien también advirtió de que existía otra característica de la política nacionalista  que la convertía en una figura poco idónea para desempeñar un cargo que, dada su naturaleza representativa, resulta incompatible con las posturas radicales o excluyentes. A saber: una visión de la Cataluña constitucionalista que muchos no dudan en calificar de hispanófoba.

Y es que cualquiera que repase su historial en Twitter puede hallar diversas publicaciones en los que Borràs exhibe una notable aversión a todo lo relacionado con España. Una de las que más resonancia alcanzó se produjo en 2011, cuando le retiró el carné de catalán al periodista deportivo Josep Pedrerol por mantener ideas contrarias al separatismo. «Hoy hace de catalán, no de español nacido en Cataluña», dijo aludiendo al presentador de Jugones. En otra ocasiones, ha vinculado sin reparo el ADN de los españoles a características repudiables como la violencia o un presunto carácter inquisitorial. Así, mientras en 2017 aseveró que los españoles «tienen la violencia incrustada en el ADN», un año más tarde manifestó que «esta gente lleva en el ADN todo lo que sea prohibir, impugnar, y suspender».

Los catalanes castellanohablantes, «colonos lingüísticos»

A lo anterior se le suma que en abril de 2016 fue una de las firmantes del controvertido manifiesto del Grupo Koiné, que, además de abogar por el catalán como única lengua oficial de Cataluña, señalaba a los catalanes procedentes de otras regiones españolas como «instrumentos involuntarios de colonización lingüística».

Tal vez, si la xenofobia de Borràs no ha llamado excesivamente la atención sea porque no ha sido la única presidenta del Parlament pródiga en declaraciones hostiles contra los españoles —o catalanes constitucionalistas—. No en vano, resulta significativo que el primer político que ocupó el cargo tras el restablecimiento de la democracia no fue otro que el republicano y conocido racista Heribert Barrera. Aunque éste se significó sobre todo por sus proclamas contra los negros —a los que atribuyó un «coeficiente inferior al de los blancos» y acusó de «robar el trabajo» a los autóctonos—, su hostilidad contra el plurilingüismo y la cultura del resto de España también fue llamativa.

Heribert Barrera.

Barrera, un racista detractor del castellano y las sevillanas

Así, realizó aseveraciones tales como que el «bilingüismo implica la desaparición de Cataluña» o que no es «bueno que se bailen sevillanas» en nuestra comunidad. Si bien es cierto que su inquina identitaria no mereció excesivos reproches en su momento, en la actualidad ésta ha acabado resultando menos tolerable y en septiembre del año pasado el Ayuntamiento de Barcelona —a instancias del partido de Manuel Valls— acordó retirarle la Medalla de Oro que le había concedido en 2012.

Otra presidenta del Parlament a la que su supremacismo de índole catalanista le ocasionó problemas —en este caso, en vida— fue Nuria de Gispert. Tanto es así, que De Gispert, que ocupó el cargó entre 2010 y 2015, se vio obligada a renunciar a la Creu de Sant Jordi después de una soflama en Twitter en la que comparó nada menos que con «cerdos» a distintos políticos constitucionalistas como Enric Millo, Dolors Montserrat, Juan Carlos Girauta e Inés Arrimadas.

«¿Por qué no te vuelves a Cádiz?»

Precisamente, una invectiva xenófoba dirigida a ésta última en 2017 fue la que le valió a De Gispert su mayor polémica. Concretamente, después de unas declaraciones de Arrimadas críticas con el procés, la hoy dirigente de Demòcrates le espetó en Twitter un rotundo: «¿Por qué no te vuelves a Cádiz?» —Arrimadas es natural de Jerez de la Frontera—. Pese a que en un primer momento rectificó y retiró el exabrupto, al año siguiente volvió a expresarse en términos similares en un par de ocasiones. En mayo, difundió de nuevo el mensaje de marras. Y en octubre, después de criticar el «derrotismo» de la dirigente naranja, manifestó: «¡Se debe encontrar muy mal en Cataluña! ¡Debe añorar su pueblo! ¿Quién la obliga a estar aquí?».

Núria de Gispert. EFE.

Finalmente, otra presidenta de la cámara catalana que destacó por una inequívoca hispanofobia fue la expresidenta de la Assemblea Nacional Catalana y hoy encarcelada por sedición Carme Forcadell. Quién lo dude, puede comprobarlo revisitando una intervención suya en mayo de 2013 en la que Forcadell reveló que partidos como el PPC o Ciutadans no eran en verdad catalanes. «Nuestro adversario», aseguró entonces, «es el Estado español. Lo tenemos que tener muy claro. Y los partidos españoles que hay en Cataluña, como Ciudadanos o el Partido Popular. Que no debería llamarse Partido Popular de Cataluña sino Partido Popular en Cataluña. Ellos son nuestros adversarios. El resto, somos el pueblo catalán».

El vínculo entre nacionalismo y xenofobia

La hispanofobia de los mentados presidentes no sorprende al analista político y consejero en Barcelona pel Canvi Javier de Erausquin, para quien el hecho de que el «nacionalismo catalán tiene tintes xenófobos o racistas es una evidencia». «Basta con escuchar», recuerda, «los comentarios de Jordi Pujol sobre el hombre andaluz como “un ser destruido”, o de Quim Torra refiriéndose a los castellanohablantes como “bestias con forma humana”. No son casos aislados, estos son únicamente dos, pero no poco importantes, pues han sido Presidentes de la Generalidad».

Carme Forcadell. EFE.

Sabiendo lo anterior, la cuestión es, a su juicio, determinar si siempre se ha tratado de un nacionalismo étnico o ha mutado del nacionalismo cívico al étnico. «En mi opinión el racismo y la xenofobia del nacionalismo catalán siempre ha estado subyacente. A veces no se percibía o no se externalizaba como ahora, pero siempre ha estado ahí. Prueba de ello es que en 1930 el racismo ya estaba presente en el Parlament. El Diputado de ERC Pere Rosell ya hablaba de raza catalana y publicaba libros sobre ello como La Raça (1930) y sus teorías eran ampliamente aceptadas dentro del nacionalismo», relata.

En cualquier caso, aunque según Erausquin no se pueda entender el nacionalismo catalán sin su vertiente racista, ello no significa que todo el nacionalismo catalán lo sea. «Hay un sector que nunca ha tenido una posición etnicista de los catalanes», concluye.

Óscar Benítez
Óscar Benítez
Periodista de El Liberal. Antes, fui redactor de Crónica Global y La Razón; y guionista de El Intermedio.

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1 COMENTARIO

  1. «El vot de Lleida val gairebé dues vegades i mitja que a Santa Coloma de Gramenet»
    N.B. TENÉIS UN 26% DEL CENSO (UNA PERSONA UN VOTO)EN LAS «PLEBISCITARIAS» DEL 14-F. EL PROBLEMA DE CATALUÑA ES QUE HAY MUCHAS DE GISPERT , FERRUSOLA , RAHOLA ,FORCADELL ,PONSATÍ Y DEMÁS EJEMPLARES DEL MATRIARCADO CATALAN.
    Otto Von Bismarck : «España es el pais más fuerte del mundo: los españoles llevan siglos intentado destruirlo y no lo han conseguido».

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