El líder de JxCat, Carles Puigdemont, no ceja en su pretensión de alzarse como presidente de Cataluña desde Waterloo y convertir la entidad privada Consell per la República (CxR) en la nueva Generalitat. Para ello, a un día de que el republicano Pere Aragonés vuelva a presentarse como candidato a la investidura, el CxR ha anunciado este lunes que está dispuesto a «reformular su gobernanza» con el fin de definir «de manera precisa y sin contradicciones las funciones específicas de sus diferentes órganos», según ha anunciado la entidad en un comunicado.
La asociación privada recuerda en su nota que nació por un acuerdo entre JxCat y ERC con el objetivo de «vehicular a través de una institución republicana la acción unitaria para continuar el embate democrático hasta el reconocimiento de la República». Sus integrantes recuerdan que, además, se trata de una entidad al margen «de las leyes españolas» y cuya cúpula, encabezada por Puigdemont, «está fuera del alcance de la acción represora del Estado».
Una nueva dirección política
El extenso comunicado está plagado de reivindicaciones sobre la importancia del trabajo de los separatistas «en el exilio». Además, presenta también el CxR como única entidad que está organizando «las condiciones para culminar el proceso de independencia por medio de un desbordamiento democrático«. Algo que necesita de «una dirección política en la que participen de manera colegiada los principales partidos y las principales entidades civiles del independentismo». El CxR, añaden, «es la institución republicana desde la que se han de acordar las estrategias para hacer efectivo aquello que nos comprometimos a partir del resultado del referéndum».
Por ello, proponen un encuentro en el que participen el presidente y la secretaria general de ERC, Oriol Junqueras y Marta Rovira; el secretario general de JxCat, Jordi Sánchez, y los dirigentes de Òmnium Cultural y ANC con el fin de acordar una «dirección colegiada» dentro de la entidad. «El Consell ha sido desde su nacimiento», concluye la nota, «parte de la solución, nunca una parte del problema. Su existencia no solo no debería ser un obstáculo sino debería facilitar el consenso estratégico de todos aquellos actores que tiene la constitución de la República como objetivo prioritario».