2021 no está siendo un buen año para Carles Puigdemont. El hasta ahora todopoderoso ex presidente de la Generalitat acabó 2020 con un mal presagio: su candidato en las primarias de Junts, Damià Calvet, resultó ampliamente derrotado por Laura Borràs. Poco después, en las pasadas elecciones del 14-F, fue vencido no solo por Salvador Illa, sino, incluso, por un personaje tan poco carismático como Pere Aragonés. Tras el fiasco personal en las elecciones, un nuevo golpe: el Parlamento europeo votó a favor del suplicatorio solicitado por el Tribunal Supremo, lo que aumenta notablemente la posibilidad de que acabe siendo juzgado en España.
Si todo lo anterior no fuera suficiente, resulta que Laura Borràs, recientemente elegida presidenta del Parlament, está decidida a robarle el protagonismo mediático al inquilino de Waterloo. En los pocos días que lleva ejerciendo el cargo, no ha defraudado a los que esperaban espectáculo. Lejos de asumir un rol institucional y moderador, que es el propio de la presidencia de un parlamento, actúa como la hooligan número uno, lo que desplaza las ocurrencias de Carles Puigdemont a un segundo plano.
Lejos de asumir un rol institucional y moderador, que es el propio de la presidencia de un parlamento, Borràs actúa como la ‘hooligan’ número uno
¿Puede Puigdemont resurgir de su ocaso? Sólo se me ocurre una posibilidad: la repetición electoral. Sólo unas nuevas elecciones que dieran a la lista encabezada por el ex presidente el primer lugar o, al menos, superase a ERC, permitirían que Puigdemont mantuviera su status.
No me cabe la menor duda de que este sería el escenario preferido por el marido de la señora Topor aún a riesgo que ello implicará, esta vez si, un tripartito de PSC-ERC-Comuns. Para Puigdemont, mejor un presidente socialista que siempre será un intruso, producto del 155, que uno republicano que anula su pretendida legitimidad.
Los del ‘exilio’ acaban enfrentados con los que hacen política cotidiana y no quieren limitarse a ser marionetas, en este caso, de Puigdemont
Lo que no es tan seguro es que esta sea el escenario preferido por todos los diputados de Junts y la multitud de cargos que viven del presupuesto. Como siempre pasa, los del exilio acaban enfrentados con los que hacen la política cotidiana y no quieren limitarse a ser marionetas, en este caso, de Puigdemont.
De cual sea la tendencia que gane en el seno de Junts, dependerá que tengamos repetición electoral o no. Salvo que, llegados al punto de una repetición electoral, ERC decida que el pacto anti PSC ha quedado resuelto al haber boicoteado Junts un gobierno presidido por un republicano. Solución plausible si ERC hubiera adelantado a los socialistas y un presidente republicano estuviera fuera de toda discusión. Más difícil en la actual situación en la que Illa ha encabezado la lista más votada. Pero imposible no es una palabra que deba utilizarse en política.
El separatismo ha perdido el 30% (casi 1 de cada 3) de los votos que obtuvo en 2017: de 2.079.000 a 1.456.000, més de 623.000 catalans han dit adéu al prusés, la secesión ya no les ilusiona, no ven necesario movilizarse.En 2019 hubo cuatro elecciones en Cataluña y , en todas, el separatismo perdió más de 300 mil votos.Por cierto, no había COVID .N.B. CON ESTOS DATOS , PODEIS HACER EL PINO SÓLO.
Desigualtat electoral
«El vot de Lleida val gairebé dues vegades i mitja que a Santa Coloma de Gramenet»