Atribuir el origen de cualquier problema en Cataluña al Estado español es una de las estrategias más socorridas del separatismo. En esta ocasión, no ha dudado en ponerla en práctica la nueva presidenta del Parlament, Laura Borràs, que en una entrevista en TV3 el pasado domingo responsabilizó de su imputación por corrupción a la conocida como «policía patriótica». Cabe recordar que Borràs está siendo investigada por fraccionar contratos cuando mandaba en la Institució de les Lletres Catalanes para favorecer a un amigo.
En la entrevista en el canal autonómico, Borràs insistió es que no es «una corrupta», y que los mensajes que la inculpan son «correos que hace aparecer la policía patriótica, y todos sabemos cómo funciona la policía patriótica». En particular, la dirigente neoconvergente mantuvo que el caso parte de «informes de la Guardia Civil, citada como policía patriótica». En realidad, la investigación fue impulsada por los Mossos d’Esquadra en una época en la que el conseller de Interior era Miquel Buch, perteneciente a su propio partido. Pese a ello, Borràs se retrató como una víctima de la violencia que acarrea asumir el cargo de presidenta de la Cámara catalana «con dos querellas del Tribunal Constitucional».
Unidad del separatismo ante la «represión» del Estado
Por otra parte, Borràs advirtió durante la entrevista de que los partidos separatistas están trabajando en consensuar una reacción conjunta si se producen «injerencias» del Estado en decisiones políticas de Cataluña durante la legislatura que acaba de arranca. «Se ha de recuperar la normalidad democrática», defendió, y eso pasa en su opinión por frenar las intromisiones del Gobierno central. Para ello, estimó imprescindible que la negociación entre las distintas formaciones secesionistas conduzca a una «unidad de acción política, institucional, antirrepresiva y de proyección internacional».