Ecos Independentistas/ Laura Borràs ya es la segunda autoridad de Cataluña

La candidata de JxCat a las elecciones catalanas, Laura Borràs. EFE.

Josep López de Lerma resume un estado de ánimo bastante generalizado ante la legislatura que empieza, en el Diari de GironaEl què, el perquè i el per a què—: «No puede ser que nos devuelvan a la casilla que propició el avance de las elecciones: el gobierno del desgobierno, el hazmerreír de los que nos miran y la falacia de que ahora sí seremos independientes de España constituyendo la República Catalana. Porque mientras esto se predica, el PIB cae, aumentan los parados, las empresas se van, las inversiones caen, se incendia de nuevo Barcelona, se hace un feo a los presidentes de Seat y Volkswagen, y un largo etcétera de hechos y de factores que ponen el país en situación general de retroceso.

¿Tanto les cuesta admitir que fue un error político combatir la realidad de uno de los estados más antiguos de Europa sin disponer ni siquiera de la mayoría —en votos— de los catalanes, a los Puigdemont, Junqueras, Sánchez, Sabater, Borràs, Aragonès y otros? ¿O pensaban que España, sus instituciones, era tan mequetrefe como ellos mismos más ANC y Òmnium? ¿Tan indocumentados son?»

En realidad, sí lo pensaban. Si hay alguna constante a lo largo del proceso independentista es la idea que España es un estado en crisis, carente de prestigio en el mundo y abocado a la descomposición. Algunos analistas prefieren no creer que pudieran ser tan indocumentados y atribuyen a una actitud supremacista lo que no es más que una notable pérdida de percepción de la realidad. Por lo que respecta a reconocer los errores cometidos, algo muy difícil para cualquier político, lo es más cuanto más ambicioso ha sido el objetivo. Preferirán incrementar la dosis de ilusionismo antes que arriesgarse a soportar la desilusión de sus seguidores.

El nuevo talante del Parlamento

El editorial del Punt-Avui El Parlament del 14-F— muestra su complacencia ante la composición de la mesa del Parlamento (2 PSC, 2 ERC, 2 JxCat i 1 CUP), que atribuye al «encargo democrático de los catalanes», aunque es evidente que no hay tal encargo sino que es el fruto de la negociación entre los partidos mayoritarios. Que esté ahí CUP, con 9 escaños, y no Vox, con 11, no les parece ninguna anomalía democrática. Que además es un error político se verá dentro de cuatro años, si la legislatura dura tanto.

Prosigue el editorial: «El discurso de Laura Borràs, reivindicando la soberanía del Parlamento, la figura de la ex presidenta Forcadell y el resto de represaliados, la vigencia del proyecto independentista, la presencia en el hemiciclo de más diputadas que nunca (65) y la firme voluntad de cerrar el paso al discurso de la extrema derecha dibujan el talante que tendrá este Parlamento.» La falta de mención al presidente saliente, Roger Torrent (ERC), dibuja con más precisión el nuevo talante que presidirá la cámara. Si las formas no se van a guardar ni con los aliados, que los adversarios pierdan toda esperanza.

«Si las formas no se van a guardar ni con los aliados, que los adversarios pierdan toda esperanza«

Incluso Joan Vall Clara, desde el mismo PuntMal dit, Puigdemont—, se pregunta si le hacía falta a Laura Borràs no mencionar a Torrent. Pues sí, le debía hacer falta, porque no fue un discurso improvisado sino leído. Y leído despacio.

Hacia la independencia, una vez más

En el Ara, Antoni BassasGran discurso de Borràs— está entusiasmado con la nueva presidencia, «encarnada por una mujer con una fuerte personalidad».

Y destaca de su discurso este párrafo: «La legislatura que comenzamos tiene que marcar un adelanto hacia la independencia de Catalunya porque así lo han querido más de la mitad de los catalanes. Aun así sabemos que lo que el Estado no consigue ganar en las urnas lo hace en los tribunales. La judicialización de la política que España ha convertido en única respuesta desde hace años es la mayor demostración de impotencia. Si no hay diálogo no puede haber política.

Y el estado español ha renunciado a dialogar y está dispuesto a decidir sobre qué pueden y no pueden dialogar los otros, y está dispuesto a decidir sobre qué se puede y no se puede dialogar en esta cámara. Y quiero dejar bien claro que mientras sea presidenta del Parlament esto no pasará, los diputados del Parlament no tendrán otras limitaciones que las que imponen los principios democráticos

Lo que viene a significar que se va a poder hablar de cualquier cosa aunque se sobrepasen las competencias de la cámara, aunque el debate no venga a cuento ante los problemas acuciantes de la sociedad, y aunque las conclusiones sean brindis al sol. De vez en cuanto, se acordará alguna declaración grandilocuente y extemporánea que no pueda ignorarse y obligue al Estado a intervenir; eso es lo que aquí se llama «judicialización de la política». Cómo de esta manera avanzamos hacia la independencia es un misterio que sólo desde la fe independentista más irracional puede ser concebido.

Bassas celebra que, habiendo optado por presidir el Parlamento en lugar de formar parte del ejecutivo, «Borràs queda a resguardo de las contradicciones de un gobierno que continuará sometido a las tensiones de la prisión, el exilio, la falta de diálogo del Estado y la competencia de siempre entre Esquerra y el espacio soberanista que tiene a su derecha» —se refiere a JxCat—. Esto podría ser cierto si y sólo si Borràs fuera a ejercer la presidencia con exquisita corrección, pero ya nos ha dejado claro que no va a ser así. Más bien se la verá como excesivamente identificada con su partido e intentando ejercer un contrapeso institucional a la presidencia de la Generalitat.

Oportunidad perdida

El editorial del Periódico ve en la composición de la mesa una oportunidad perdida «para empezar a tejer acuerdos transversales más allá del foso entre independentismo y constitucionalismo».

El editorialista afirma que «hubiese sido un gesto esperanzador que al menos el órgano que representa la pluralidad de sensibilidades políticas de los catalanes fuese objeto de un acuerdo más amplio (…) aunque es positivo que, por lo menos, sí haya sido posible tejer un compromiso para aislar políticamente a Vox en el Parlament». Se le escapa la contradicción de querer ver reflejada la pluralidad en la mesa y al mismo tiempo rechazar al cuarto grupo parlamentario. Se ve que hay singularidades que han de ser excluídas de la pluralidad sin derecho a réplica.

A Jordi Juan, en la Vanguardia Haciendo grande a Vox—, no parece gustarle que haya «quien piensa en las filas socialistas que el crecimiento de Vox a costa del PP es bueno para el futuro electoral del PSOE (…) El problema es que nadie puede predecir dónde estará el techo de la ultraderecha.» El éxito de una formación política no depende sólo de los méritos propios sino también de los deméritos ajenos. Nadie puede creer seriamente que los «cordones sanitarios» sirven para algo más que para aparcar el debate durante una breve temporada.

Sigue Jordi Juan, «y si no que se lo pregunten a los franceses que (…) ven como Marine Le Pen crece cada vez más como una seria aspirante al Elíseo». Precisamente, el gran salto adelante del Front National francés se produjo mediante una modificación del sistema electoral auspiciada por el presidente Mitterrand. Los aprendices de brujo que juegan a obstaculizar la alternancia suelen encontrarse con efectos secundarios de larga duración.

Posición confrontacional

En Nació DigitalLa via pròpia de Laura Borràs—, Pep Martí i Vallverdú destaca que Borràs se situa desde el principio en «una posición confrontacional. De ahí su referencia al “compromiso insobornable” de la mayoría de la mesa para hacer de la etapa que comienza “un punto de inflexión hacia la independencia”. Un aviso a ERC (…) Al romper, incluso formalmente, con el legado de Torrent, Borràs quiere establecer unas nuevas reglas del juego para el bloque soberanista dentro del legislativo. La vía amplia tendrá trabajo. Hoy mismo [viernes 12], los comunes han anunciado que serán oposición»

Concluye, como casi todo el mundo, que estamos ante «una legislatura de itinerario, una vez más, incierto».

También en Nació DigitalTotes les peces del puzle…—, Oriol March explica que en JxCat se preguntaban «desde dónde se podía ejercer más liderazgo político, como número dos de Pere Aragonès en un ejecutivo de coalición o bien liderando la cámara catalana», y eso es lo que ha llevado a Borràs a la presidencia del Parlamento.

«Borràs está identificada como defensora de la vía unilateral si el Estado se niega a negociar —presionó en persona para situar el levantamiento de la DUI en el programa electoral—, mientras que [Jordi] Sánchez —y también [Elsa] Artadi [que tendrá un papel relevante en el gobierno]— asumen, como señalan fuentes del partido, un programa más “posibilista”. En este sentido, se proyecta más un choque con el Estado y la justicia desde el Parlamento que no desde el Gobierno, centrado en la gestión del día a día y la reconstrucción después de la pandemia.»

Gemma Aguilera, en El MónUn pacte de ferro contra el ‘deep state’—, resume así el significado de la constitución de la mesa: «El independentismo ha dado este viernes un primer paso para cumplir con el deber moral que le impusieron las urnas el 14F de seguir defendiendo, unitariamente, la construcción de la República. Una defensa que comporta y comportará más represión judicial, política, económica y cultural no sólo contra los líderes independentistas sino contra toda la sociedad catalana.» Pues sí que estamos en buenas manos.

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