Cada vez que pillan a alguien protagonizando actos de violencia en una manifestación se pone en marcha un mecanismo de exculpación ante la opinión pública y de presión al poder judicial. La presunción de veracidad de la policía desaparece y los acusados son presentados siempre como víctimas de un montaje.
Una nota de Mossos d’Esquadra del pasado día 2 daba cuenta de la detención de un grupo violento y organizado que actuó la noche del sábado 27 de febrero en las calles de Barcelona. Provocaron «daños a entidades bancarias, a tiendas y a mobiliario urbano»; mención a parte merece el incendio de una furgoneta de la Guardia Urbana con el conductor dentro.
Provocaron «daños a entidades bancarias, a tiendas y a mobiliario urbano»; mención a parte merece el incendio de una furgoneta de la Guardia Urbana con el conductor dentro.
Según esta nota, el grupo había sido detectado con anterioridad y se desplegó «un dispositivo específico» que culminó con la detención de ocho individuos —cinco hombres y tres mujeres—, «seis de nacionalidad italiana, uno de nacionalidad francesa y otro de nacionalidad española», más un registro «en unas naves industriales ocupadas en Canet de Mar y Mataró». Lo que demuestra una vez más que los edificios con inquilinos ilegales resultan una tapadera magnífica para delincuencia de más altos vuelos.
La ideología de los detenidos no se menciona aquí ni es relevante para enjuiciar los hechos, pero pronto se habló de «anarquistas italianos». Vicent Partal se vio obligado a hacer al día siguiente un pequeño homenaje al anarquismo italiano, en que por poco no se remonta hasta Garibaldi. En su opinión,
«El anarquismo italiano se utiliza aún hoy como mito reaccionario para tratar de explicar unas determinadas acciones que eluden la normalidad política»
Merece el premio al eufemismo del mes esto de llamar elusión de la normalidad a los disturbios callejeros.
El refugio catalán
El mismo Partal concede que el «2,36% de los barceloneses tienen ciudadanía italiana y la gran mayoría son gente joven», por lo que no es extraño que «unos cuantos vayan a las manifestaciones». No; pero es que estábamos hablando de un grupo criminal. Y nadie ha exagerado tanto como para decir que padecemos una «invasión de anarquistas cisalpinos», pero de haberlos haylos.
«Nadie ha exagerado tanto como para decir que padecemos una «invasión de anarquistas cisalpinos», pero de haberlos haylos».
Haylos como Sara Caterina Casiccia, Luca Callegarini, Ermanno Cagnassone, Alberto Frisetti, Emanuele Agliano y Danilo Infantino, cuyos nombres aporta el Español, gente que «ante la política dura de países como Italia o Francia (…) han encontrado en Barcelona un refugio del que pocos se quieren mover».
«Ante la política dura de países como Italia o Francia (…) han encontrado en Barcelona un refugio del que pocos se quieren mover»
En el mismo artículo, se atribuye a «fuentes de la Guardia Urbana» esta valoración de la ofensiva: «Vienen aquí porque se vive bien y porque tienen un soporte desde las instituciones (…). El apoyo se produce ahora mismo a los tres niveles: desde Madrid, donde hay un partido desde donde se alientan las protestas y con personajes como Jaume Asens, que ha desarrollado su carrera como abogado en la defensa del movimiento okupa en el barrio de Sants; desde la Generalitat, donde la CUP tiene la llave para gobernar, y desde el ayuntamiento de Barcelona dirigido por Ada Colau.»
«Vienen aquí porque se vive bien y porque tienen un soporte desde las instituciones»
Sara Casiccia, el personaje que ha alcanzado más notoriedad, es definida así por la Repubblica: anarchica torinese arrestata per tentato omicidio di un agente. Y en lapressemedia.it presentan el testimonio de una amiga suya, que está convencida de su inocencia: «El contexto en el que conozco a esta gente no es el de un grupo anarquista organizado, sino el de la cultura underground. Hay un relato un poco distorsionado en mi opinión; si no fuera una situación dramática me tendría que reír, lo que leo es ridículo.»
El disenso general
El 4 de marzo la organización anarquista CGT se siente en el punto de mira: «Una vez más las anarquistas [sic] somos el chivo expiatorio de este sistema criminal. Una vez más sus medios [de comunicación] ignoran la presunción de inocencia y reproducen las notas de prensa de Interior y los Mossos. Han utilizado los titulares sobre “anarquistas italianos” para ocultar las causas del malestar y la ira de la población joven y no tan joven.»
«Una vez más las anarquistas [sic] somos el chivo expiatorio de este sistema criminal. Una vez más sus medios [de comunicación] ignoran la presunción de inocencia y reproducen las notas de prensa de Interior y los Mossos»
El día 9, en la web el Lokal, de rancio sabor ácrata, apareció un comunicado, en castellano, firmado por Solidarixs con lxs detenidxs de la manifestación del 27F [sic].
Enmarcan la detención en
«El conjunto de movilizaciones masivas convocadas en nombre de la libertad de expresión pero que han acabado asumiendo cada vez más la voz del disenso general hacía el periodo histórico que estamos viviendo»
Ambicioso objetivo que demuestra, una vez más, por si hiciera falta, que lo de Pablo Hasél fue un mero pretexto.
Si los han detenido, cuentan, es para relacionarlos con «supuestas organizaciones criminales inexistentes y con acusaciones desproporcionadas basadas en pruebas irrisorias», con el objetivo de «acabar con la ola de protestas que desde hace semanas crece de forma exponencial en toda Cataluña». Todo es muy delirante, y no servirá de gran cosa cuando se presenten las pruebas que les inculpan.
No sorprende que los amigos de los detenidos, que siguen en prisión preventiva, afirmen que «se está utilizando la figura de los anarquistas y los antisistema como cabeza de turco», pero es muy preocupante su denuncia de los medios de comunicación, que manipulan la información, dicen, y aportan «discursos de criminalización de las protestas».
«Los amigos de los detenidos afirman que se está utilizando la figura de los anarquistas y los antisistema como cabeza de turco (…) los medios de comunicación manipulan y aportan discursos de criminalización de las protestas»
En el comunicado figura la frase «la prensa apunta», y aunque no la termina, todos tenemos en mente el viejo tópico: «la prensa apunta y la policía dispara». Una manera de decir que la prensa y los periodistas son también un objetivo.
«La prensa apunta y la policía dispara. Una manera de decir que la prensa y los periodistas son también un objetivo».
Recordemos que en esta oleada de disturbios, el 18 de febrero, se produjo un ataque a la sede del Periódico de Catalunya.
Y no está de más recordar también que en el historial de Pablo Hasél figura una condena de seis meses de cárcel por agredir a un periodista de TV3, algo que la cadena ya parece haberle perdonado.
Furgoneta con desperfectos leves
El día 10, en el informativo de extrema izquierda Directa, aparece una crónica sobre el asunto: «Los cargos que pesan sobre las espaldas de estas ocho personas son los delitos de manifestación ilícita, desórdenes públicos, atentado contra agentes de la autoridad, delito continuado de daños, homicidio en grado de tentativa y pertenencia a grupo criminal, todos ellos penados con años de cárcel.
«Los cargos que pesan sobre las espaldas de estas ocho personas son los delitos de manifestación ilícita, desórdenes públicos, atentado contra agentes de la autoridad, delito continuado de daños, homicidio en grado de tentativa y pertenencia a grupo criminal»
Las acusaciones se sustentan únicamente sobre el atestado elaborado por la Unidad Central de Información en Orden Público de la Comisaría General de Información de los Mossos, división de la policía catalana a la que pertenecen los agentes que practicaron las detenciones.» Únicamente; les debe parecer poco.
En cuanto al policía que estuvo a punto de arder en su furgoneta, dicen que «pertenece a la Unidad de Refuerzo para las Emergencias y la Proximidad (UREP), rebautizada así por el gobierno de Barcelona en Comú después de incumplir la promesa electoral de suprimir las unidades antidisturbios», como diciendo que no debería haber estado allí.
Este pie de foto tiene su gracia: «A pesar de las imágenes impactantes que publicaron en portada muchos medios de comunicación, la furgoneta de la Guardia Urbana sufrió desperfectos leves.»
Este pie de foto tiene su gracia: «A pesar de las imágenes impactantes que publicaron en portada muchos medios de comunicación, la furgoneta de la Guardia Urbana sufrió desperfectos leves.» Aunque no hubiese habido nadie dentro, cuando una furgoneta ha sida pintarrajeado e incendiada en medio de una calle llena de gente, la factura del taller mecánico no es el detalle más importante.
«Es cierto que los medios de comunicación no deberían depender únicamente de fuentes policiales, pero los propagandistas del desorden está lejos de conseguir la mínima credibilidad necesaria».