La imparcialidad de TV3 de nuevo en entredicho. Recientemente, fue noticia que la cadena autonómica incluyese en su programa Més 324 el pasado miércoles 17 mensajes sobreimpresos insultantes contra la monarquía y a favor de la violencia escritos por una redactora de los propios informativos de la cadena, Núria Amat. En los mensajes, Amat señala que «quemar un contenedor es quemar porquería, y este país está lleno, desde las cloaclas del Estado a la corona del Ibex» o que «las manifestaciones con altercados» por Pablo Hasel las había provocado Felipe VI y «los ladrones de su familia».
Ante esta posible vulneración de libro de Estilo de TV3, la reacción de dos de los consejeros críticos del Consejo Audivisual Catalán (CAC) —el ente regulador catalán— no se han hecho esperar. Por una parte, Carme Figueres ha pedido al ente del que forma parte que se compruebe el protocolo requerido en 2017 a la Corporación Catalana de Medios Audiovisuales (CCMA) de filtraje de mensajes de la audiencia. «No permite mensajes insultantes y despectivos», ha aclarado Figueres. La consejera ha añadido que también ha pedido explicaciones sobre «las manifestaciones públicas de profesionales de informativos».
Incumplimiento del acuerdo 98/2016 del CAC
En la misma línea se ha pronunciado el otro consejero y expresidente del PP en Cataluña Daniel Sirera. «He pedido al CAC que analice si la CCMA ha incumplido el acuerdo 98/2016 del Consejo, en el que se pedía una revisión a fondo de los protocolos de filtro de los mensajes que pasan por la pantalla de televisión para evitar, precisamente, cosas como ésta», ha explicado Sirera en su perfil de Twitter.
Más allá de los mensajes de la semana pasada, el propio perfil de Twitter de Amat podría contravenir los principios estipulado en el libro de estilo de la CCMA, según los cuales los trabajadores de TV3 y Catalunya Ràdio no pueden subir mensajes a las redes sociales con comentarios políticos o tomando partido ideológico. Así, en su página de presentación de Twitter se observan nueve lazos amarillos, una imagen de un grafitti en la que el Rey emérito es tratado de ladrón y otra de una corona al lado de un precipicio junto a una pancarta que reza «Hagámosla caer».