A falta de alternancia, vuelta al alterne (La cama de Canonges)

Los candidatos del 14F en el debate electoral organizado por TV3 Foto: Europa Press

Lo que se ha venido en llamar «política catalana» consiste en un tres en raya sempiterno que va entre el palacio de la Generalitat, el de la Moncloa y el Congreso de los Diputados. En los dos palacios puede haber inquilinos diferentes que, sin embargo, suelen acabar poniéndose de acuerdo en el hemiciclo de la carrera de San Jerónimo. El «procés» ha sido y es un punto de desequilibrio, crítico y grave no obstante, en torno a estos tres centros de poder.

«El separatismo que antes de la guerra fue sólo una imagen, ni un espectro, se ha convertido bajo el régimen actual en esa especie de separación de camas, ya casi rutinaria»

El separatismo que antes de la guerra fue sólo una imagen, ni un espectro, se ha convertido bajo el régimen actual en esa especie de separación de camas, ya casi rutinaria. Cada cual en la suya, las de sus palacios respectivos, con el parlamento como lugar de coincidencia y, sea por beneficio mutuo, por mantener cada cual su casa o por otras fuentes de placer, sitio de alterne.  Hasta el «procés«, que alteró tales usos y transacciones, llegó a ser costumbre.

El resultado electoral abre fórmulas para recomponerlo. Más pronto que tarde se aclarará si el Psoe de Sánchez y el Psc de Illa van a apoyar con su abstención en la Ciudadela, o incluso con voto condicionado, un gobierno de la Generalitat liderado por la Erc de Aragonès y, más faltaría, los Podemos del aquí Comuns. Cada cual en su palacio y, novedad actual, Podemos en ambos a modo de ama de llaves, las del Congreso de los Diputados mayormente. 

En algo más duro, aunque tampoco imposible, Junts podría votar en contra de Erc, su socio hasta ahora, y el Psc votarle a favor pero sin entrar en el gabinete, por guardar apariencias y, más aún, los respectivos palacios. O esto o la reedición del frente independentista, foco de tensiones que tampoco tienen porque derivar en la fantasmagórica Dui. Lo decidirán, si acaso, los independentistas y, más ahora que antes, ojalá allá ellos con sus consecuencias.

Está por ver, y esto sí es serio, como Cataluña aguantaría cuatro años más de «procés» y de la que está cayendo. Nissan, que en realidad es Renault y por tanto Macron de patrón real, va a fabricar en Francia, pero con motores eléctricos, las furgonetas que ensambló hasta ahora entre Montcada y la Zona Franca.

«El panorama no es menos inquietante que en lo más duro de la crisis de 2008, la cual todavía perdura. Si además, sobre esto, no hay un gobierno o, visto lo que hay, unos gobiernos con perspectivas por delante, y mínimamente estables…»

La hostelería y la industria turística, la industria en general, el comercio urbano y no sólo el minorista y artesano… Salvo la agricultura y la ganadería, tal vez, todo el tejido productivo está más o menos tocado. El panorama no es menos inquietante que en lo más duro de la crisis de 2008, la cual todavía perdura. Si además, sobre esto, no hay un gobierno o, visto lo que hay, unos gobiernos con perspectivas por delante, y mínimamente estables

Aragonès, como Illa, no es más que un funcionario de partido. Incluso Carrizosa o Alejandro Fernández lo parecen, aunque no lo sean tanto. Pero en Francia se trata de una figura de lo más normal, aunque con dos salvedades: Se les prefiere con título de la elitista Ena (École nationale d’administration), don Manuel Valls fue más un imitador que excepción, y más allá de sus partidos han de labrarse sus propias carreras, de ediles o ministros a la cúspide.

Sin ser un «enarque», Aragonès no dejó mal recuerdo entre sus profesores en la Facultad de Economía y Empresa de la Universidad de Barcelona, allá en Pedralbes. Si quiere acreditarse como «profesional», incluso a la francesa, ahora tiene la ocasión. De «hombre en Madrid» tendrá a Rufián, menos vaticano que Durán Lleida, o que Jonqueres en otro estilo clerical, pero con su casticismo a tono con el cuadro costumbrista, más que meramente paisajístico.

«Si Aragonès quiere gobernar de verdad deberá pensar en otros palacios y asomarse por los arcos lobulados de su residencia oficial, las que fueron casas de los canónigos entre la calle del Obispo y la de la Piedad«

Si Aragonès quiere gobernar de verdad deberá pensar en otros palacios y asomarse por los arcos lobulados de su residencia oficial, las que fueron casas de los canónigos entre la calle del Obispo y la de la Piedad. En la Moncloa hay balconadas además de troneras. En el Eliseo, Macron posa en su retrato oficial ante uno de los ventanales del jardín, desde luego francés. Y en la Bundeskanzleramt, hay las cristaleras que puso Acciona y la escultura de Chillida.

¿Cómo lo vivirá el independentismo? A diferencia de los antecedentes regionalistas y más o menos regeneracionistas, incluso federalistas, Jordi Pujol sólo entendió el catalanismo como un tránsito hacia la independencia, la «plenitud», que llegó a escribir. Pero los caminos hacia la tierra prometida pueden alargarse según determine la divina providencia. Los sacerdotes o los profetas, si no se revela otro Moisés ni viene un mesías, decidirán en cualquier caso.

El tripartito, a lo Maragall o Montilla, queda en recámara. De gobernar solos, Erc y Comuns-Podemos se darían el gustazo de ir a lo Frente Amplio, tomando el nombre triunfal creado por Mujica y sus extupamaros. Puede que el Psc de Illa y el Psoe de Sánchez se alegren con ello si les aporta apoyos en las Cortes mediante el alterne referido. Y Junts tiene una difícil ecuación: sin romper del todo con Erc y apartando lo máximo al Psc, sacar lo más posible.

La entrada en juego de la Cup tampoco resulta más complicada. Los discípulos del «Caste» Carles Castellanos, y las hermanas Eva y Blanca Serra, las de su difunto hermano Josep de Calassanç, «Cala», fundador y primer ideólogo de Terra Lliure, hijos del ilustre arqueólogo Serra i Ràfols, mantienen vínculos más que entrañables con el Junts de Puigdemont. La Cup estará donde esté Puigdemont, mientras éste les tenga en cuenta y con trato fluido.

En cualquier caso, lo de ahora da más que para acomodos. No serán, quizá, el «procés» o los «procesos constituyentes» de Podemos, en sus respectivos sueños húmedos, pero sí algo de reajuste incluso estructural gracias a la  «reconstrucción» y sus «fondos europeos«. No es lo mismo ponerse a mandar con disponibilidad de caja que con las arcas vacías. Para Erc o para quien tenga o vaya a tener oportunidad de mandar, el de ahora no es tan mal momento. 

Pero desde el constitucionalismo, y más en Cataluña, la perspectiva actual da su miedo y, en lo más sensible, evidencia que la crisis señalada por el «procés» es estructural, no coyuntural sólo como las económicas. Viene porque, desde 1980 y con Jordi Pujol como fundador del régimen que instituyó, el sistema de partidos antes aun que las prácticas de poder, funciona a parte que el del resto de España, salvo el País Vasco en la otra excepción. El dato es clave.

Es por ello, entre otros motivos, que aquí no hay alternancia. Ni los tripartitos de Maragall o Montilla lo fueron. Hubo el alterne de Pujol con Felipe o Aznar, que tal vez vuelva, pero sin ser liberal porque tampoco fue, es ni será democrático, vistos además los efectos. Y durante el «procés», la pernada que perdura, la del «dret de cuixa» y otros «mals usos», como el de la sumisión u homenaje ante el nacionalismo, sus marcos mentales y sus coacciones fácticas. 

Quienes no se avienen, entre los administrados o sea la ciudadanía, quedan desvalidos. Va en la disputa entre ambos poderes, entre quien pide más y dice que si no la lía, y quien no es capaz de apaciguar, porque no le queda para ofrecer o no quiere o sabe marcar normas de convivencia. Y en ello, el bloque conservador se ha cuadrado, con Vox a lo Churchill en contraposición a Aznar o Rajoy en sus sucesivos episodios a lo Chamberlain, en el pasado.

«Vox no está para promiscuidades. Ciudadanos debería velar por la transparencia y el rigor, sin dobleces a lo Psc».

Vox no está para promiscuidades. Ciudadanos debería velar por la transparencia y el rigor, sin dobleces a lo Psc. Por la parte catalanista va, al respecto, toda una mitografía folklórica,  la querida, o la puta y la ramoneta. El emérito, a su vez, resultó castizo en lo de poner casa a las amantes. Y de Companys, su Carmeta Ballester, custodia del triste Lluïset, esquizofrénico en psiquiátricos y después huérfano sin más amparo que la amante del padre fusilado.

El dormitorio, donde la «missa negra de la casa dels Canonges» que recordaba Tarradellas, es la estancia más fascinante de la residencia presidencial catalana. Se decía que, al pie de la cama de Macià, Companys hizo jurar a Carmeta que jamás volvería a juntarse con el «Capità Collons«, el Miquel Badia pistolero de Estat Català y Comissari General d’Ordre Públic a quien, junto a su hermano Josep, elementos de la FAI asesinaron el 28 de abril de 1936.

En su estado actual, el dormitorio de Canonges no tiene parangón con el de cualquier otra residencia presidencial en países de la Unión Europea, ni tampoco con meublés o afines de toda una Barcelona. Además de la cama colosal, dispone de «toilettes» anexas recubiertas por entero de espejos, suelos y techos incluidos. Se discute si fue ocurrencia de Companys o de Samaranch. Se use o no, quizá sea signo en estos tiempos de alterne político.

Y queda, por considerar, la recurrente cuestión de si para la alternancia resulta necesaria una alternativa política. Para el Psc-Psoe es algo secundario, ahora mismo. Se lo plantee o no, ni le hace falta si ya le basta con el alterne. Tampoco preocupará a Podemos, y más si vía alterne toca poder en Cataluña. La alianza con Erc le funciona. Viene del pacto tácito, fundacional para Podemos, que en 2014 si no antes establecieron Tardà e Iglesias

La cuestión de la alternativa concerniría, si acaso, a quienes espiren a un país mejor, incluido Ciudadanos. Primero han de proponérselo y, acto seguido, buscar alianzas con otros partidos. En el País Vasco sólo ha habido un episodio de alternancia, con Patxi López, gracias al Pp, a raíz del Plan Ibarretxe y, como motivo de fondo, la liquidación del terrorismo etarra. Puntual y excepcional, sigue no obstante en el horizonte de lo posible, porque fue y sirvió a su fin. 

A Ciudadanos le queda la marca, ahora a cotizar a futuros. Asimismo, su condición de partido con proyecto común para el conjunto de España, que ahora tanto le critican. Ni el socialismo o el liberalismo, ni aquí ni en Canadá, no dan para partidos como la Csu bávara o una Upn navarra, porque para ello es menester el ingrediente herderiano de la volkgeist, y para eso ya están aquí los indepes y lo más sempiterno del tradicionalismo conservador.

El alterne no es ajeno a ello, al guardar apariencias y demás ranciedades que, en su mundo donde lo meramente ideológico alcanza lo onírico, más que seduce a Podemos. Y si no es así, que venga López Bulla a discutirlo, lo cual será un favor y gran honor. Ciudadanos podría tener un modelo en los Social & Liberal Democrats del Reino Unido, fusión de disidentes del Labour Party y de los whigs históricos, pero aquí con el campo mucho mayor que ofrece España.

«El panorama en Cataluña sería diferente si Podemos no hubiera bloqueado en 2015 el pacto Psoe-Ciudadanos para echar a Rajoy»

El panorama en Cataluña sería diferente si Podemos no hubiera bloqueado en 2015 el pacto Psoe-Ciudadanos para echar a Rajoy. Erc aplaudió entonces a Iglesias, su protegido, y ambos cobran ahora el premio en Cataluña. Y mejor le iría a la constitucionalidad si Rivera hubiera vuelto al pacto en 2019. La victoria de 2017 no se hubiera demostrado tan pírrica, ni le tocaria levantarse desde el suelo. Pero Ciutadans no ha caído de la cama de Canonges, lo cual ya es.

Josep Ache
Josep Ache
Josep Ache (Sabadell, 1962). Periodista desde 1979, a diario en medios sabadellenses. Tras Radio Sabadell-EAJ 20, trabajó de 1981 a 2016 en Diari de Sabadell. Llegó a ser corresponsal de Tele/eXpres o El Correo Catalán, y ha colaborado en medios más globales. Autor de libros, capítulos, artículos o ponencias en congresos o cursos universitarios, y encargos de museos o fundaciones, sobre arte, ciencias, arquitectura, historia del teatro o de la música, incluida la flamenca. A juicio del cantaor Chano Lobato, "es lo que hablamos con Romerito (de Jerez, otro grande): En Sabadell está ese señor catalán, tan buen aficionao y tan formal".

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