La intervención de los Mossos para intentar controlar las algaradas por el encarcelamiento del rapero Pablo Hasél han llevado a que el cuerpo policial autonómico vuelva a ser cuestionado hasta por sus máximos responsables. De nada sirven las imágenes de extrema violencia de los manifestantes a la hora de poner a los agentes en la diana. Y más en un momento como el actual, en el que diferentes formaciones negocian para intentar formar gobierno y una de las claves está en la coalición radical y antisistema Guanyem-CUP. Como ya sucedió en las protestas de 2019, hasta el conseller de Interior, Miquel Sàmper, ha criticado la actuación de las brigadas de antidisturbios en Barcelona. Una crítica a la que este viernes ha respondido el portavoz del Sindicat de Policíes de Catalunya (SPC), David Miquel: «Podía haber cambiado el modelo y no lo ha hecho».
Miquel se niega a hacer en estos momentos una crítica de las actuaciones de sus compañeros. Tampoco quiere valorar qué ha pasado para que una joven de 19 años haya perdido un ojo durante las protestas. Sobre este caso, pide esperar a ver lo que determina la investigación. Y deja claro que la violencia en este tipo de manifestaciones en Cataluña «es cada vez mayor«. Sobre las protestas de esta semana asegura que «no son manifestaciones«. «Esto», añade, «es otra cosa». Y pone como ejemplo que algunos manifestantes portaran una ballesta rematada con un tridente. «Están perfectamente organizados», afirma, «intentan abrir las puertas de las furgonetas de los Mossos o acceder al depósito de gasolina». Las imágenes de vehículos policiales siendo perseguidos por los alborotadores se han convertido en una constante estos días.
El 98% de las manifestaciones son pacíficas
El portavoz del SPC afirma contundente que «nadie en este país recibe un golpe de defensa (porra) ni una carga policial si la manifestación es pacífica». Y recuerda que, antes de cualquier carga, los Mossos «llevan un buen rato aguantando». Además, no son los agentes los que deciden in situ intervenir sino que las órdenes vienen de una «sala de coordinación«. Miquel recuerda que «cada año se celebran centenares de manifestaciones en Cataluña y el 98% son pacíficas».
En la actualidad, las protestas violentas se afrontan por parte de las policías de Europa siguiendo dos modelos: o con más agentes que manifestantes, como es el caso alemán, o con más medios para los antidisturbios. El problema en Cataluña es que «se sigue un modelo híbrido» que pone en riesgo a los propios mossos, que en minoría y sin medios, ven cómo los manifestantes saltan la distancia de seguridad «y llegan al cuerpo a cuerpo«, según explica David Miquel. El portavoz del SPC, además, tiene claro que estos alborotadores no son antisistema sino «antisociales porque van en contra de toda la sociedad».
Mossos, un cuerpo sin medios
Por este motivo, tiene claro que la responsabilidad está en manos de la Conselleria de Interior. Una conselleria que meses atrás presentó una auditoría sobre las actuaciones de los Mossos en las algaradas de octubre de 2019, llegando a la conclusión de que, entre otras cuestiones, se debía dotar al cuerpo de más medios. Sin embargo, nada de esto ha sucedido. De ahí que el SPC tenga claro que la responsabilidad en cualquier actuación policial deba recaer en Interior. «Cuando quien dirige la policía o tiene la responsabilidad de fiscalizarla no ha cambiado nada», denuncia David Miquel, «es muy fácil lavarse las manos«.
