El encarcelamiento del rapero Pablo Rivadulla, más conocido como Pablo Hasél, ha dado la excusa perfecta al independentismo más radical para volver a incendiar las calles de Barcelona. Si sus previsiones se cumplen, los barceloneses sufrirán durante, al menos, tres días más el azote de estos grupos a los que se han incorporado también los conocidos Comités de Defensa de la República (CDR) y a los que alientan partidos como la CUP o entidades como el Consell per la República, presidido por Carles Puigdemont.
El objetivo es reeditar las algaradas de octubre de 2019, que tuvieron como detonante la publicación de la sentencia contra los líderes separatistas que promovieron el referéndum ilegal del 1-O. Y, aunque Hasél no se ha caracterizado precisamente por su defensa del separatismo, los independentistas han hecho suya su causa porque entienden que puede contribuir a, entre otras cosas, desestabilizar el Gobierno central o forzar al nuevo Govern a declarar la independencia de una vez por todas. No se puede obviar que el separatismo considera que el referéndum ilegal o las algaradas de 2019 deberían estar amparados por esa misma libertad de expresión.
Los grupos de siempre
Mientras que las protestas por el encarcelamiento de Hasél se están celebrando en varias ciudades de España, en el caso de Cataluña son los separatistas los que llevan la batuta. Grupos como Eixample Resisteix o La Partida final son los encargados de movilizar a la gente desde las redes sociales. Algunos de sus integrantes, sin embargo, lamentan que se les hayan unido otros colectivos que nada tienen que ver con su objetivo y que sí estarían más cercanos a las ideas del rapero de Lleida.
Vuelve a darse en Cataluña la misma paradoja que en otras protestas anteriores. Estos colectivos defienden básicamente la vía unilateral hacia la independencia, como partidos como JxCat. Pero es esta misma formación la que, desde la Conselleria de Interior, dirige a los Mossos para que controlen las algaradas y aporreen y detengan a los manifestantes. La candidata de Guanyem-CUP, Dolors Sabater, ha calificado este jueves a la policía autonómica como «un peligro público«. Y diputados de ERC como José Rodríguez han criticado duramente el uso de balas de foam para controlar las protestas.
El apoyo de Unidas Podemos
A nivel nacional es Unidas Podemos la que está alentando unas manifestaciones caracterizadas por la violencia. Madrid o Granada vivieron el miércoles protestas en las que las fuerzas policiales tuvieron que emplearse duramente para acabar con quienes estaban destrozando mobiliario urbano y negocios privados como forma de exigir la libertad de Hasél. El cuestionamiento de la calidad de la democracia en España realizado por Pablo Iglesias en plena campaña electoral catalana parece haber sido el punto de partida para una acción que muchos interpretan como un modo de desestabilizar al PSOE. Tuits como los que publica sobre estas protestas el portavoz de la formación, Pablo Echenique, han sido duramente criticados por entender que dan alas a los violentos en un momento especialmente delicado para el país por la pandemia del COVID-19.
Así las cosas, todo indica que, al menos en Cataluña, quedan aún varias jornadas calientes en las que cualquier reivindicación será válida pero solo una, la de la independencia unilateral basada en el famoso «mandato del Primero de Octubre», imperará sobre el resto. Más de uno piensa ya en eso de que «que Dios nos pille confesados».
El separatismo ha perdido el 30% (casi 1 de cada 3) de los votos que obtuvo en 2017: de 2.079.000 a 1.456.000, més de 623.000 catalans han dit adéu al prusés, la secesión ya no les ilusiona, no ven necesario movilizarse. Otto Von Bismarck : «España es el pais más fuerte del mundo: los españoles llevan siglos intentado destruirlo y no lo han conseguido».