«Nos mudamos pero dos independientes se quedan con nuestras butacas en el Parlament». Esta frase, publicada por la popular Mónica Parés en Facebook, resume el sentir de muchos militantes del PP catalán tras el desastre electoral del pasado domingo. El secretario general del partido y candidato a la Presidencia de la Generalitat, Alejandro Fernández, pasará a la historia de la formación como el que peor resultado ha obtenido en Cataluña, al bajar de cuatro a tres diputados y perder, además, el grupo propio en el Parlament.
Desde Madrid, Teodoro García Egea, secretario de Organización, culpaba a Pedro Sánchez del desastre. El líder del PP, Pablo Casado, se escudaba en la influencia que podían haber tenido los últimos escándalos de Bárcenas. Fernández, por su parte, admitía que el resultado había sido «muy malo». «No hemos logrado», añadía en la noche electoral, «ninguno de los dos objetivos, que eran crecer y lograr grupo parlamentario. Somos un proyecto político realista. No pensábamos en logros mayores pero sí nos habíamos marcado el objetivo de crecer y no lo hemos logrado».
Ni siquiera eran simpatizantes
Ninguno de los tres reparaba en el que, seguramente, haya sido el principal motivo de la bajada de apoyos electorales: los fichajes de Lorena Roldán y Eva Parera como números dos y tres de la lista por Barcelona. Son, junto con Fernández, las únicas diputadas con las que contará el PP durante la legislatura que está a punto de comenzar. Se dará así la, cuando menos, curiosa circunstancia de que el partido estará representado en el Parlament por dos mujeres que no han militado nunca en el mismo y que no han tenido, hasta ahora, relación con la formación. Ni siquiera como simpatizantes. Roldán era, hasta el pasado otoño, la candidata de Ciudadanos a la Presidencia de la Generalitat. Parera, por su parte, es concejal en el Ayuntamiento de Barcelona con el partido de Manuel Valls y procede de la extinta Unió, siempre relacionada con la controvertida Convergència.
Pero lo que las cúpulas no quieren ver sí lo observan algunos grupos dentro del PP catalán. Así, según ha podido saber elliberal.cat, el entorno de Xavier García Albiol, alcalde de Badalona, está pidiendo la dimisión de Alejandro Fernández tras lo sucedido. «En Cataluña», aseguran, «no hay partido«. Y lamentan: «Si un partido no cuida a los suyos, los suyos le dan la espalda». No admiten la excusa de que las designaciones de Roldán y Parera fueran decisión «directa» de Pablo Casado: «Si uno no sabe plantarse ante algo así, entonces es que no puede liderar nada«.
Las mismas fuentes aseguran que, antes de que se produjeran estas incorporaciones a la lista de Fernández, las encuestas internas del partido auguraban que el PP «podía llegar hasta los ocho diputados«. De ahí que consideren «un fallo imperdonable» los fichajes de Roldán y Parera. Fichajes que, aseguran, fueron promocionados ante Casado por «personas que siguen creyendo que es posible atraer al PP a los catalanistas moderados o que es una gran jugada lograr que gente de Cs se pase a nuestro partido».
Los mismos errores
Recuerdan con pesar otros casos similares como la designación de Cayetana Álvarez de Toledo como número 1 de la lista del PP al Congreso por Barcelona o el del empresario Josep Bou. La primera es diputada y fue cesada como portavoz por Casado tras protagonizar algunos sonados enfrentamientos con el formación. El segundo es concejal en el Ayuntamiento de Barcelona y, como aseguran, «va por libre». Tanto como para apenas relacionarse con el otro edil popular en el Consistorio, Óscar Ramírez.
Finalmente, poco han gustado los ataques de Fernández al candidato de Vox, Ignacio Garriga, durante los últimos días de la campaña. Para algunos populares ha sido «un error estratégico» que «solo ha servido para que nuestros votantes se fueran a Vox, aunque lo hayan hecho con la nariz tapada».