Una de las cuestiones más delicadas de la secesión son las graves consecuencias que ésta tiene sobre el sistema financiero. Debido a la inseguridad jurídica creada por el intento de golpe de Estado separatista, en el otoño 2017 los bancos con domicilio social en Cataluña trasladaron su sede a otras regiones para evitar la quiebra que se derivaría de la huida de depósitos. Desde entonces, estos bancos no han vuelto a Cataluña y los depósitos se han recuperado un poco.
Con todo, en el sistema financiero catalán persiste un importante funding gap. De este modo, al ser los depósitos menores que los créditos, una parte de los créditos concedidos a personas jurídicas y físicas residentes en Cataluña es financiado por depósitos captados en el resto de España.
Los bancos catalanes que a propósito del golpe de Estado de 2017 cambiaron su sede son ahora bancos españoles residentes en ciudades que estarían fuera de una hipotética república catalana. Además, dos tercios del negocio de CaixaBank y de Banc Sabadell están en el resto de España. Luego, en un supuesto de separación, estos bancos, así como Santander, BBVA y todos los demás agentes financieros que desearan continuar operando en Cataluña, deberían crear una filial para operar en una eventual Cataluña independiente.
Con una efectiva independencia de Cataluña, el nuevo Estado independiente estaría automática y efectivamente fuera de España, fuera de la Unión Europea y fuera del eurosistema. Por consiguiente:
La independencia supondría la desaparición del euro de Cataluña y la implantación de un corralito
Consecuencia I: El euro no sería la moneda de curso legal en un nuevo Estado catalán que no sea parte de España, no miembro de la Unión Europea y no miembro del eurosistema.
Consecuencia II: Un hipotético banco central de Cataluña, y los bancos residentes en Cataluña, no tendrían acceso al Banco Central Europeo (BCE), no recibirían de ellos billetes ni monedas en euros, ni en efectivo ni en crédito ni en depósito bancario.
Consecuencia III: Fuera del eurosistema, sin la protección del BCE, se perdería la cobertura del riesgo sistémico, se perdería el acceso a las líneas de crédito y de liquidez del BCE, los depósitos perderían la cobertura del Fondo de Garantía de Depósitos y se perdería el acceso al Mecanismo Europeo de Estabilidad para el rescate y resolución de entidades financieras.
La emisión de las pujoletes necesarias para sustituir a los euros y pagar los gastos de la Generalitat ‘independiente’ crearía hiperinflación y devaluación de los salarios
Consecuencia IV: Los euros en manos del público desaparecerían, escondidos bajo el colchón, o situados en depósitos bancarios fuera de la Cataluña ‘independiente’.
Consecuencia V: Para seguir operando en Cataluña los bancos residentes fuera de Cataluña deberían crear filiales.
Consecuencia VI: Para contrarrestar la corrida los depósitos bancarios y la huida de inversiones, el gobierno de una Cataluña ‘independiente’ debería imponer un corralito, inmovilizar los depósitos bancarios, e impedir sacar o transferir dinero.
Consecuencia VII: Así, la independencia generaría un grave problema de liquidez. El gobierno de una Cataluña ‘independiente’ debería emitir una moneda propia (por ejemplo, la honorable pujoleta).
El crac financiero, económico, social y político es la conclusión lógica de una hipotética independencia de Cataluña
Consecuencia VIII: Habida cuenta de la incapacidad del nuevo Estado quebrado de acceder a financiación exterior para subvenir al mayor déficit público deberían emitirse más y más pujoletes generando una hiperinflación proporcional.
Consecuencia IX: Los salarios, rentas y activos denominados en la nueva moneda se verían devaluados intensamente.
Consecuencia X: La hipotética secesión de Cataluña produciría un crac financiero, económico, social y político. De este modo, el Estado de una eventual Cataluña independiente sería un Estado fallido, paria, gamberro y vasallo.
Conclusiones
La independencia supondría la desaparición del euro de Cataluña y la implantación de un corralito para evitar la fuga de metálico y depósitos al resto de España y del mundo.
La emisión de las pujoletes necesarias para sustituir a los euros y pagar los gastos de la Generalitat ‘independiente’ crearía hiperinflación y devaluación de los salarios, rentas y propiedades.
El crac financiero, económico, social y político es la conclusión lógica de una hipotética independencia de Cataluña.
Rememorando la propaganda separatista (‘Preparats per a la independència!), cabe preguntarse: ¿Preparados para la corrida y para el corralito bancario? ¿Preparados para que te roben los euros? ¿Preparados para que conviertan tus ahorros en pujoletes?
Por favor búsquele otro nombre a la moneda catalana, a saber; Morenetas, Gaudís, Castelletes, o Meditterraneus, Llacs, Bous, etc.etc.etc.