La campaña electoral dará comienzo el próximo viernes pero los candidatos llevan ya semanas preparándose para la carrera hacia las urnas. La protagonista este miércoles ha sido la aspirante de JxCat a la Presidencia de la Generalitat, Laura Borràs, quien, en una conferencia en la Llotja de Mar de Barcelona, ha insinuado que el separatismo no reconocerá un Parlament que no sea mayoritariamente independentista. «Quieren obtener», ha dicho en referencia a España, «un arco parlamentario desnaturalizado y artificioso que no refleje la voluntad del pueblo de Cataluña, solo la suya».
Toda una declaración de intenciones por parte de una candidata que ahora mismo está inmersa en un proceso judicial por presunta corrupción que podría acabar con su inhabilitación. Quizás por eso el presidente de JxCat y fugado de la Justicia española, Carles Puigdemont, dijo en su momento que el partido necesitaba un candidato que pudiera ejercer hasta el final los cargos para los que fuera elegido. Una forma de demostrar que Borràs, que tiene entre sus avales al ex presidente Quim Torra, no era su preferida en la carrera por el primer puesto de la lista electoral.
La culpa es del PSC
En su conferencia, Borràs ha sido ha sido extremadamente crítica con su principal adversario en estas elecciones, el PSC, partido al que ha señalado por, entre otras cosas, la desafortunada gestión de la pandemia del COVID-19 desde el Gobierno central. Ha olvidado mencionar, eso sí, que en la Generalitat parte de esa gestión ha estado en manos de JxCat, con resultados también poco alentadores. Y es que, cualquiera que escuche a la candidata, podría pensar que representa a una formación que nada ha tenido que ver con el Govern desde que el pasado mes de marzo se declarara la pandemia.
Borràs, por otro lado, ha insistido de nuevo este miércoles en la necesidad de que el separatismo vaya a votar el próximo 14 de febrero. Una jornada electoral que, tal y como era de esperar, ha definido como imposición del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña, obviando que el Parlament no puede mantenerse disuelto mucho más tiempo y que el Govern ha de poder trabajar con todas sus competencias y no con las limitaciones a las que obliga la ley en periodos preelectorales.
La amenaza de la Cataluña separatista
Pero la líder de JxCat es experta en eso de ignorar la realidad. Y, así, no le tiembla el pulso a la hora de afirmar que, por ejemplo, «Cataluña es la principal amenaza para la pervivencia de un Estado español que solo tiene como objetivo su sacrosanta unidad«. Mucho menos le inquietó en su día apoyar con su firma el manifiesto del supremacista Grup Koiné, que tildaba de «colonos» a quienes no hablan catalán o que pretende que esta sea la única lengua en Cataluña. Y es que Borràs no deja de ser una ultranacionalista que observa con desprecio todo lo que tiene que ver con España.
Menos tranquila debe sentirse ante el empuje de su número dos, el empresario Joan Canadell. Muchos tienen claro que, en caso de llegar a ser presidenta y si la Justicia la acaba inhabilitando por su problema de presunta corrupción, será el presidente de la Cambra de Comerç de Barcelona quien la sustituya. Un empresario, Canadell, que intentó en su día presidir la Assemblea Nacional Catalana, que sorprendió a todos llegando a la presidencia de la Cambra y que no oculta ni sus méritos ni sus ambiciones.
Este miércoles, Borràs ha recurrido, como es habitual, al discurso lastimero y victimista para explicar la realidad de Cataluña y prometer que JxCat sí declarará la independencia. Y, aunque ha intentado mostrar cercanía con las víctimas del COVID-19, no ha dudado en equiparar su tragedia a la de «la pandemia de la represión«. La falta de empatía es algo habitual en una candidata que, al contrario que el ex ministro de Sanidad, el socialista Salvador Illa, no debe tener muy claro el triunfo electoral de JxCat cuando, a día de hoy, mantiene su escaño como diputada en el Congreso de ese «Estado español» que tanto desprecia.