La irrupción de Salvador Illa en el panorama electoral catalán.

El candidato socialista a la presidencia de la Generalitat, Salvador Illa. EP.

La última semana del año nos ha deparado dos noticias inesperadas de cara a las elecciones catalanas del 14F, si finalmente se celebran en esa fecha. La primera es el fichaje de Lorena Roldán por parte del PP; la segunda, la sustitución de Miquel Iceta por Illa como cabeza de lista socialista.

La fuga de Lorena Roldán se explica en clave personal y, más que reforzar al PP catalán, debilita a Ciudadanos, que había iniciado una cierta recuperación en las últimas encuestas en las que se acercaba a los veinte diputados por el apoyo socialista a los indultos y la Ley Celaá, Aunque Lorena Roldán ha explicado su salida en clave política —discrepancias con la política de Arrimadas en el Congreso— la opinión unánime es que la fuga se debe a motivos estrictamente personales. No se trata de una cuestión de ambición personal —iba de número dos por Ciudadanos y, por tanto, tenia asegurada su acta de diputada— si no de sentirse ninguneada y hasta humillada tras su descabalgamiento como cabeza de lista tras haber ganado las primarias naranjas.

La marcha de Roldán, junto a la de Viñuales al PSC en Tarragona, ahonda la sensación de decadencia de los liberales y, por ello, les debilita y refuerza el ataque de PP, PSC y Vox a su bolsa de votantes

Su marcha, junto a la de Viñuales al PSC en Tarragona, ahonda la sensación de decadencia de los liberales y, por ello, les debilita y refuerza el ataque de PP, PSC y Vox a su bolsa de votantes. Más que aportar votos por sí misma al PP —no es una política especialmente conocida en Cataluña— su movimiento ahonda la crisis naranja y, por ello, indirectamente, puede favorecer al PP pero, como ya he dicho, también a PSC y Vox.  Veremos como reacciona Ciudadanos a este golpe. Lo lógico sería algún fichaje mediático que rompiera la sensación de partido en descomposición.

Más trascendente, en mi opinión, ha sido el nombramiento de Illa como candidato socialista. Durante los últimos meses el rumor había sido constante pero siempre desmentido con rotundidad tanto por el interesado como por Miquel Iceta. Como en el caso de Ciudadanos, el cambio se ha hecho sin primarias, pero con la diferencia que ha contado con la aquiescencia de Miquel Iceta, que estos días sigue trabajando en apoyo del nuevo candidato. En este caso las razones del cambio son estrictamente políticas. Las últimas encuestas mostraban una tendencia descendente de los socialistas. Esta tendencia, junto con la recuperación de la lista de Puigdemont y Laura Borràs, alejaba la posibilidad de una mayoría de izquierdas, ERC, PSC, comunes, y dejaba como única opción de mayoría absoluta un nuevo gobierno independentista.

La simpatía hacia el candidato Illa, ganada por su carácter tranquilo y sin estridencias, debe traducirse en votos. Para ello los socialistas necesitan transmitir la idea de que pueden ganar y arrastrar con ello el voto útil de quiénes quieren un cambio en el gobierno de Cataluña que deje atrás el ‘procés’

Como demuestran las encuestas, Illa es un candidato mucho más transversal que Iceta, bien visto más allá del núcleo duro de votantes socialistas, tanto en filas independentistas como constitucionalistas, como demuestran sus índices de valoración muy superiores a los de Iceta. Pero esta simpatía hacia el candidato, ganada por su carácter tranquilo y sin estridencias, más que por su gestión bastante controvertida, debe traducirse en votos. Para ello los socialistas necesitan transmitir la idea de que pueden ganar y arrastrar con ello el voto útil de quiénes quieren un cambio en el gobierno de Cataluña que deje atrás el procés.

El objetivo de máximos de los socialistas sería ser el primer partido de Cataluña, pero lo realmente importante para ellos es que sean determinantes en la formación de gobierno. Tanto por el interés estricto del PSC como para garantizar el apoyo de ERC en Madrid. Ninguna de los dos objetivos está, ni mucho menos, garantizado. Pero en un ambiente de desmovilización general, sin candidatos que enamoren, salvo Puigdemont para los independentistas más radicales, el papel de Illa puede ser fundamental para recoger el siempre determinante voto del mal menor.

Illa ha tejido una buena relación con ERC —ha sido su interlocutor durante los últimos meses— a pesar de que su perfil personal no tenga nada de nacionalista. Asistente habitual en los actos de SCC, seguidor del RCD Espanyol como Rufián, su figura es apreciada en ambientes constitucionalistas. Traducir estas simpatías en votos es su reto. Ambas cosas no siempre van juntas. Pero los socialistas han llegado a la conclusión de que el cambio era la única manera de luchar con opciones para  lograr sus objetivos.

Francesc Moreno
Francesc Moreno
Abogado y editor. Ha sido profesor de derecho financiero en la UAB y derecho mercantil en la UB. Fundador de cronicaglobal.com y SCC .

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