Fernando Simón, María José Sierra Moros, Berta Suárez Rodríguez y Lucía García San Miguel firman en la prestigiosa revista científica The Lancet un artículo en el que, bajo el título COVID-19 en España: vista bajo el ojo de la tormenta, echan balones fuera sobre los fallos en la gestión de la crisis de la pandemia en este país. El artículo en sí no tiene desperdicio, como tampoco lo tienen las palabras que, sobre el mismo, ha publicado en su cuenta de Twitter el otrora científico estrella del Govern, el doctor Oriol Mitjà: «¿No está su juicio profesional con respecto a este informe indudablemente influenciado por intereses secundarios como no criticarse a sí mismos?».
En el artículo, Simón y su equipo de colaboradoras responden a otro publicado en la misma revista en noviembre y firmado por 20 científicos que lanzaban duras críticas sobre la gestión española de la pandemia. En su explicación, Simón y su equipo aseguran, entre otras cuestiones, que «España aumentó considerablemente su capacidad de respuesta tras la primera oleada» del virus. Ponen como ejemplo que, a finales de junio, «más del 80% de los pacientes sospechosos de tener COVID-19 se sometieron a la prueba PCR dentro de las 24 a 48 horas». Afirman que «al 90%» de los contagiados «se les rastrearon sus contactos» y que, actualmente, «la capacidad de detección es del 60 al 80% de las personas infectadas«.
Un sistema con debilidades
Reconocen estos profesionales, sin embargo, que «persisten debilidades en el sistema«. Y citan como tales «subinversión crónica en atención primaria de salud, salud pública, digitalización, investigación e innovación, trámites burocráticos y escasa disponibilidad de profesionales capacitados«.
En la toma de decisiones relativas a la gestión de la crisis, recuerdan los autores, se están «sopesando la evidencia científica, las incertidumbres, la viabilidad y los costos». Destacan el ambiente de colaboración entre sanitarios y científicos. Sin embargo, advierten de que en España se dan factores que es necesario tener en cuenta a la hora de analizar la gestión de la crisis: «Grupos susceptibles y de difícil acceso existentes, las desigualdades estructurales, la edad de la población (entre las más antiguas del mundo), los límites en las políticas de bienestar, las interacciones culturales y sociales y las altas tasas de movilidad deben tenerse en cuenta para explicar la epidemia en España».
El artículo concluye alertando sobre la necesidad de «mantener y fortalecer aún más las capacidades de respuesta». Y sus autores añaden: «La politización y un clima desafortunado de confrontación que impregna a los diferentes sectores hace que la comunicación eficaz de crisis sea un desafío y probablemente perjudique los esfuerzos de respuesta».