El Consell per la República que preside Carles Puigdemont (JxCat) y en cuya dirección se encuentran miembros de ERC y de la Assemblea Nacional Catalana (ANC) tenía previsto celebrar el día 19 su Asamblea Fundacional de Representantes en la localidad francesa de Argelers, en la región de Roussillon. La pandemia del COVID-19 ha sido el argumento empleado por Francia para no permitir el acto, que, finalmente, se celebrará de forma telemática entre Barcelona y Waterloo. Sin embargo, y antes de conocerse las nuevas restricciones en el país, la convocatoria de Puigdemont ha sido duramente criticada por la histórica publicación francesa Revue Politique, que desde 1894, cuando fue fundada por Marcel Fournier, está considerada como la revista de cabecera para todos los políticos del país galo.
En un artículo firmado por Laurence Taillade (ensayista, consultora y fundadora del Partido Republicano Solidarista), y bajo el título Catalogne : n’acceptons pas le séparatisme sur notre sol!, la revista alerta sobre el peligro del independentismo catalán, al que equipara con el que el presidente Emmanuel Macron llama «separatismo islamista«. «Mientras nuestro país va tomando la medida del peligro del comunitarismo islamista», afirma Taillade, «se está organizando ante nuestros ojos, con total impunidad, otra amenaza a la unidad nacional, tomando el rostro del separatismo catalán».
Los peligrosos discursos del ex presidente
Taillade critica que parte de la izquierda francesa apoye el proyecto separatista de JxCat y ERC y, sobre todo, a Carles Puigdemont: «Vive en Bélgica y camina impunemente por Francia destilando sus peligrosos discursos sobre nuestra nación con, a veces y esto es muy grave, el apoyo de los funcionarios electos de la República Francesa». A su juicio, «es el momento de levantar el velo» sobre las acciones del independentismo catalán en Francia. Una organización que, explica, «extiende sus tentáculos desde España a Suiza, pasando por Francia» y que tiene como objetivo «romper los regímenes políticos existentes en los territorios afectados».
Desde Revue Politique, Taillade denuncia el trabajo de La Bressola, asociación que, subvencionada por la Generalitat, promueve la creación de escuelas en la llamada «Catalunya Nord» y en las que se practica la inmersión lingüística en catalán, en contra del francés. Denuncia también entidades como APLEC, cuyos voluntarios, además de promocionar la lengua, «hablan de extrañas historias que evocan el país catalán» a la vez que provocan «un apartheid lingüístico francés» que afecta, incluso, a las «escuelas públicas».
Embajadas de manipuladores
La autora se opone también a las llamadas embajadas catalanas, una de las cuales opera en París: «Se han abierto falsas embajadas en diferentes países de la UE con el objetivo, al parecer, de mantener una legitimidad ilusoria de los miembros de un gobierno pseudo autónomo y transmitir un discurso de denigración sistemática del Gobierno español«. Y va más allá al calificar a los separatistas de «manipuladores» que reclaman los Pirineos Orientales franceses «con el apoyo de gran parte de la izquierda de aquel país». En este sentido, apunta a alcaldes como los de Elne y Amélie-les-Bains-Palalda o al Consejo Regional de Occitanie, que llegó a colgar pancartas en las que exigía «soluciones políticas y democráticas» contra las «opciones judiciales y represivas del poder central en España».
Taillade se pregunta si es «conveniente» que Francia mantenga relaciones con los separatistas catalanes que transmiten en el país galo «un mensaje secesionista que socava gravemente la indivisibilidad del Estado«. Y añade: «Con sus discursos, fracturan a la Nación y avivan el apetito de otros soberanistas corsos, bretones, vascos… Lenta pero segura, estos activistas van tejiendo su red para que el Pirineo Oriental viva el mismo clima de tensión que Cataluña». En su opinión, el Estado francés debe «recordar su apego a la indivisibilidad de la República, cesar todas las relaciones con los representantes de esta corriente separatista y prohibir todas las reuniones en su suelo». «De ello», asegura, «depende nuestra credibilidad en la lucha contra el separatismo, la unidad de la Nación y el mantenimiento de nuestras relaciones con España, país amigo y socio europeo».
Laurence Taillade concluye su artículo expresando, además, su disconformidad con la autorización de que un pueblo francés acoja el encuentro del Consell per la República. Recuerda que en los días previos a la declaración de la pandemia del COVID-19, la misma entidad celebró un evento multitudinario en Perpignan y considera una «aberración» que ahora se permita algo similar en Argelers.