Pese a ser considerado un símbolo de la cultura catalana —en un sentido amplio— y de la resistencia antifranquista, el cantautor valenciano Raimon, que acaba de cumplir 80 años, ha sido objeto de ataques en los últimos años por parte del separatismo por no comulgar con sus objetivos maximalistas. En 2014 ya declaró que no sentía separatista porque nunca se lo había planteado y en Valencia «las cosas se ven de otro modo». Hoy, en una entrevista publicada en La Vanguardia, el cantante de Xàtiva ha insistido en que, pese a quien pese, no es partidario de la secesión de Cataluña.
Así, ante la pregunta desi se ha sentido incómodo por los ataques del separatismo catalán, Raimon responde: «Si la única razón para que no me acepten es que no soy independentista, apañados vamos. Es como si pensaran que tengo una tara física o mental». A continuación, desgrana los motivos por los que la secesión de Cataluña no se le antoja una buena idea: «Si de lo que se trata es de crear un Estado nuevo, comprenderemos que la independencia tampoco será posible, porque nadie es hoy independiente completamente y ningún Estado puede vivir ajeno al resto del mundo». Es más, el cantante desvela que, tras la dictadura, hubo quien le ofreció ir en sus listas —se entiende que de un partido separatista— y les contestó que esa no era su vocación. «Soy lo que soy, aunque a algunos no les guste», remacha.
Mantiene que el catalán está «cada vez peor»
Por otra parte, el cantante sí se muestra preocupado por la situación del catalán en la actualidad. A pesar de que la única lengua vehicular en la Educación es el catalán y de que su uso y conocimiento nunca había sido tan alto —el 94% lo entiende y el 81,2 % lo habla—, Raimon afirma que en «Cataluña se habla menos que hace un tiempo, a pesar de lo que dicen. Y en el País Valenciano y las islas Baleares pasa lo mismo». Seguidamente, Raimon lamenta que el castellano se hable más que el catalán recordando que el idioma de Pompeu Fabra «no es hegemónico en Cataluña, como tampoco el valenciano lo es en Valencia». Y añade: «Eso es grave. Es triste ver cómo algunos atacan que nuestra lengua tenga mayor dimensión social; ¡pero si cada vez estamos peor!».