Sergi Sol entra de lleno en la campaña con este artículo en el Periódico: Gana Twitter, empieza la fiesta, en el que carga contra Laura Borràs, «la candidata de Twitter», a quien califica de «una Ayuso (a la catalana)». Una alusión algo sorprendente porque la presidenta de la Comunidad de Madrid no parece tan lenguaraz, y nadie se la imagina asociando al jefe de su partido con Ronaldo, como ha hecho la candidata de JxCat al equiparar el protagonismo electoral de Puigdemont con la alineación de Messi.
Sol cree que la candidatura de Borràs demuestra «el auge del sector más extremista»: «Hoy, en las bases de JxCat, predomina la pulsión de lo que en su día representaron López Tena (Solidaritat) y Joan Carretero (Reagrupament). Se acabaron las tácticas y las estrategias. Ahora todo va a ser patadón y p’alante con la hinchada rugiendo fervorosa.»
Con ella, «la inestabilidad sin ton ni son va a ganar enteros», será «harto difícil la investidura de un republicano» y «aleja el escenario de acumulación de fuerzas por uno de confrontación cainita entre las dos almas del independentismo (la republicana y la nacionalista)». Dicho de otra manera, el voto independentista no va a aumentar significativamente y la confrontación entre ERC y JxCat reflejará la incompatibilidad de dos ideas que hasta ahora han coexistido en ambos partidos.
Como la independencia aquí y ahora —lo que llaman «el mandato del 1 de octubre»— es impracticable, ERC se refugiará en la necesidad de sumar voluntades —«ampliar la base»— y en su capacidad de gestionar políticas sociales —bastante dudosa a juzgar por su actuación en las consejerías que controlan—, mientras que JxCat insistirá en impedir cualquier tipo de gobierno estable y en deslegitimar las instituciones autonómicas. O, dicho en palabras de Sol, practicará «un populismo descarnado que no va a tener otra razón de ser que el ruido instrumental y el dedo legitimista presto a ejercer de acusador».
Lluvia de insultos
El mismo día, lunes 1 de diciembre, que aparece el artículo de Sergi Sol, el inhabilitado Quim Torra anima a Laura Borràs en un tweet: «Sólo 24 [horas] desde que fuiste elegida y la lluvia de insultos que has recibido va camino de superar los que yo recibí. No toleran a una mujer, doctora, culta e independentista. De hecho, no toleran que se piense.»
Y en otro tweet Xavier Sala i Martín compara Sergi Sol con Alfonso Guerra, «y no lo digo por la superficialidad del análisis, ni por los insultos o la falta de empatía. Lo digo por el nivel de odio que destila este artículo».
Qué tendrá que ver la empatía con el debate político es un misterio, y el odio es indetectable en ese artículo. Se diría que en JxCat se arrogan la exclusiva de menospreciar a los adversarios políticos y de manejar palabras gruesas, ya que, cuando les responden, parece como si les sorprendiera. ¿De verdad esperaban que desde ERC no reaccionaría nadie nunca, después de recibir toda suerte de insultos, empezando por el de traición y subiendo?
La primera regla de la política es que donde las dan las toman. Todo indica que la tan invocada unidad independentista va a quedar en suspenso en las próximas semanas, al menos hasta que una eventual necesidad de gobierno obligue a recuperarla.